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  • Foto del escritorEri1305

Waiting For You

Hikari se despertó de pronto por un sonido ligero de unos pasos por el corredor, se levantó de su cama evitando molestar a Karen quien seguía dormida junto a ella y no hacer ningún estruendo que fuera a perturbar el sueño de Mahiru, lográndolo casi milagrosamente, fue hasta la puerta poniendo atención a las pulsaciones del talón de dicha persona chocando contra el suelo, estaba segura que era una persona por el compás que emitían, tomó de entre sus cosas su teléfono y una pequeña daga que se había comprado después de usar la de las audiciones para practicar, camino por el pasillo con esta oculta entra su ropa de dormir, el sonido de las pisadas parecían más constantes, lo cual significaba que habían aumentado la velocidad, la pelinegra comenzó a mirar a todos lados en busca de ese ruido, tampoco sabía si ese alguien estuviese oculto, por lo cual se erizo sorprendía al escuchar un par de notas de un piano, una tras otra en una melodía continua, parecía que le estaban diciendo algo, eran melancólicas, tristes, sentía la música desgarrarla un poco por dentro, tenía tanto sentimiento, decidida camino a la sala de recreación de los dormitorios, la cual estaba bastante cerca de la cocina. Se dijo a sí misma que tal vez sería alguna de las chicas. Aun sigilosamente sus pasos la encaminaron a dicha sala, en su camino escuchó una cerradura girar abriéndose, ella tomó su teléfono y encendió la linterna, para ver a Tendo-san fuera de su puerta, se le acercó y esta le preguntó

—¿Kagura-san? ¿Qué está pasando? ¿Qué es ese ruido?

Hikari pudo notar en el rostro de Maya algo parecido al miedo —No lo sé, pensaba ir a averiguar quién estaría tocando el piano a las tres de la mañana.

Maya sintió su cuerpo relajarse un poco, seguramente fuese alguna de las chicas, no eran las únicas que vivían en esos dormitorios, lo cierto es que despertó por el sonido de las pisadas de Hikari. Tenía una duda respecto a lo rápido, asustados, temerosos que sonaban los primeros pasos que escuchó y como pasaron a unos más fuertes y veloces, pero lo más posible es que fueran lo de la misma persona que estaba tocando al piano al escuchar los de Hikari detrás suyo, tal vez creía que alguien le iba a castigar por estar fuera de su habitación a esa hora, a su parecer tenía sentido — Necesito ir a la cocina por un vaso de agua, nos podríamos hacer compañía mutua.


Hikari asintió antes de volver a caminar ahora junto a Maya, siguieron el sonido del piano con algo de duda hasta llegar a la sala de recreación, cuando llegaron hasta ahí se llevaron una gran sorpresa, no había nadie en el mismo, Maya asustada volteo a mirar a su acompañante, la cual al ver la situación sacó la daga de entre sus vestimentas —Tendo-san, ¿Podrías encender la luz? — Maya sin pensarlo fue directamente al interruptor e iluminó la habitación, la pelinegra comenzó a acercarse al piano con lentitud, cuando estuvo junto a él tocó una nota del mismo la cual sonó sin ningún problema, decidida dio más velocidad a sus pasos yendo al resto de rincones de la habitación — Parece que no hay nadie...

Maya asintió asustada —¿Y si quien estaba tocando el piano se fue antes de que llegáramos?


—No lo creo, se escuchaba el sonido del mismo incluso cuando estábamos casi en la entrada, técnicamente si alguien estaba tocando el piano, debe estar en esta habitación.


La castaña asustada comenzó a caminar en dirección a la cocina invitando a la pelinegra a seguir sus pasos —Necesito un vaso de agua.


—Yo igual.

Una vez terminado con ello tomaron rumbo de regreso a sus habitaciones, Maya estaba lo bastante asustada como para caminar a pasos rápidos y Hikari con el suficiente sueño para ir a su ritmo. Cuando estuvieron en el pasillo que dividía sus cuartos se miraron mutuamente y Hikari soltó —Creo que no deberíamos decirle sobre esto a ninguna de las chicas, no quiero que Karen decida hacer una búsqueda al “fantasma del piano”—La castaña estuvo de acuerdo y entró a la habitación para meterse en su cama con velocidad intentando no despertar a Claudine, esa noche habían decidido ver una película, y la francesa quedarse a dormir, ella agradeció esa decisión mentalmente mientras la abrazaba aun espantada.

Otra noche en la que pasaba eso, no podía, no sabía cómo podría seguir soportándolo, y esta vez ni siquiera pudo liberar su dolor al piano como solía hacerlo, recordaba los días antes de que todo eso empezara... Desearía volver atrás y tomar decisiones diferentes, desearía tener el valor y la oportunidad de contarle a alguien lo que estaba viviendo, ese infierno. Su memoria insistió en llevarla al pasado, antes de que eso pasara.


Karen se encontraba hablando con Junna animadamente sobre el teatro y técnicas de actuación, la peli-morada ponía la suficiente atención posible mientras una rubia observaba la conversación junto a ellas, su sonrisa indicaba que todo estaba bien, pero Junna lograba sentir una tensión de su parte, le restó importancia hasta que Karen exaltada desprendió una queja de pronto.


—¡Jun Jun!


La tensión en la rubia se incrementó, lo cual la hizo dirigir su mirada en su dirección para encontrarse aquella sonrisa que caracterizaba a Nana. Parecía que estaba bien. Lo que la llevó a restarle importancia una vez más —¿Dime, Karen?


—Quería pedirte un favor, Hikari-chan ha visto mis calificaciones en Matemáticas y me ha dicho que debería pedirle ayuda a alguien con ellas, y como eres la presidenta de la clase y la mejor calificación en matemáticas, pensé que podrías auxiliarme.


—¿Porque no le dijiste a Kagura-san? Es de las mejores también —Ese comentario fue soltado con un toque de orgullo, Hikari en realidad era pésima con las matemáticas, pero gracias a Junna había logrado ser una de las mejores calificaciones de esa asignatura de la clase.

—Ella me ayuda en inglés... —Karen sonaba de alguna forma apenada por confesar que Hikari le ayudaba y Junna presentía que también en otro par de materias.


Junna sonriendo y con un suspiro cedió —Realmente te mereces ser Bakaren. Está bien.


Karen le sonrió animada antes de abrazarla efusivamente, sin darle tiempo a Junna de corresponder —¡Gracias Jun Jun! —La tensión y la sonrisa de Nana se acrecentaron, Junna sentía que algo no estaba bien, pero no creía que fuera prudente preguntar.


Las semanas continuaron pasando y Karen comenzó a frecuentar más a Junna, ahora iba a su habitación, le impartía clases de matemáticas, en un principio Hikari iba con Karen porque habían ciertos temas que no manejaba del todo, a cambio enseñaba inglés a Junna y Karen a la vez, hasta que Futaba le pidió que le ayudara con su inglés, por lo cual terminaron siendo Karen y Junna, casi todos los días alrededor de dos meses.

Nana comenzó a notar que Hikari y Karen estaban "más distanciadas", Karen no iba con ella a todos lados, ahora intentaba seguir a Junna a todas partes, en las prácticas de baile le pedía a Junna ser su compañera, la invitaba al cine, y hablaban con excesiva naturalidad.


Una tarde sola en su habitación Nana comenzó a sentirse desplazada, Junna-Chan, la única persona que le dijo que siempre estaría con ella ahora no tiene tiempo para ofrecerle, ¿Porque estaba tanto con Karen? Si ella es su Junna-Chan, deberían ser ellas dos siempre, todas las palabras que dijo Junna, cada vez que le prometió no dejarla sola, no podía estar mintiendo, confiaba en que su Junna-Chan siempre sería suya, pero Karen últimamente había estado estorbando, su Junna-Chan no puede, no debe, es culpa de Karen que ya no estén tan unidas como antes... Karen... —Tendré que apartarte de mi Junna-Chan...— Se repitió a si misma las palabras que le había dicho un año antes —Eres mi Junna-chan, y nunca te llamaron “Jun Jun” ni nada parecido, no dejaré que te llamen así.

Los días continuaron pasando, Nana comenzó a notar a Junna incluso más distante, una noche estando una junto a otra en su habitación, con la chica de lentes recién llegada aún en uniforme, Nana la miró y le preguntó —Junna-Chan, ¿Qué pasaría si yo hiciera algo muy malo? ¿Me abandonarías?


—Claro que no, Nana, no haría algo así, si haces algo malo supongo que es algún error, no creo que seas capaz de hacerlo conscientemente— Junna no comprendía del todo la pregunta, ni porque Nana preguntaba algo así, pero tal vez tendría que ver con la distancia que habían tenido últimamente.


Nana vio la sonrisa de Junna y algo en ella despertó, su sonrisa se volvió aún más grande, su mente divago un par de segundos, Su Junna-Chan la hacía sentir feliz, le dijo que siempre podía contar con ella, que siempre estaría para ella, que ya no estaba más sola, que no la dejaría estar más sola, su Junna-Chan era a alguien a quien no quería compartir con nadie, no dejaría que nadie se la robara, nadie merecía a su Junna-Chan como ella, nunca más seria Jun Jun... Recordando cada libro, obra, guion que había leído, se dijo a si misma que lo que estaba sintiendo era amor, por lo cual se levantó de la cama y camino en dirección a Junna.

La vio acercarse de forma extraña, en un inicio pensó que estaba bien, era Nana, no solía haber malicia en ella, entonces colocó su mano en su cuello haciendo fuerza antes de subirse a la cama y acomodarse sobre su cuerpo, Junna seguía sin entender que estaba pasando, hasta que Nana comenzó arrancarle el saco para proceder con la camisa, colocó inmediatamente sus manos contra sus hombros intentando apartarla, pero el agarre sobre su cuello se apretaba con más vigor y ella sentía perder la respiración, la rubia soltó su garganta una vez quedó su dorso desnudo, Junna estaba lo suficientemente sorprendida para estar callada un segundo, cuando intentó gritar sintió la palma de su mano colocarse contra su boca y cualquier sonido venidero de su parte ser ahogado, probó morderla mientras trataba de patearla, hasta que sintió la mano que aprisionaba su boca abandonarla, cuando estaba por soltar un grito esta misma se estampó contra su mejilla con tanta solidez que sentía que se había marcado en su rostro, entonces Nana tomó la tela de lo que en su momento fue la camisa de Junna para proceder a meterla en su boca, diciéndole mientras la chica debajo de ella aún forcejeaba dándole golpes con sus puños en los hombros, los cuales parecían no hacerle ningún daño a la rubia —No quiero herirte, Junna-Chan, te amo, yo también te amo, no me hagas lastimarte...


Lágrimas comenzaron a desbordarse por sus ojos y mientras sentía la mano libre de Nana deslizarse por sus piernas, intentaba apartarla, pero solo podía llorar entre gritos ahogados, Nana comenzó a besar su cuello, hombros y bajar mientras subía sus manos por las piernas de Junna, ella seguía haciendo fuerza, todo fue en vano, Nana comenzó a moverse con rudeza dentro de ella a la vez que le decía repetidamente—Eres mía, Junna-Chan, no dejaré que nadie nos separe.


Sangre comenzó a brotar de entre sus piernas, y su dolor aumentaba constantemente, abandonó su cuerpo una vez se sintió satisfecha para acostarse junto a ella, quien ahora no tenía lágrimas, no guardaba nada, solo su sufrimiento interno, quería matarla, pero ella no era como la rubia, no podía creer que Nana le hubiese hecho eso, se sentía asqueada, le dolía todo, esa no era Nana. Entonces la escuchó hablar una vez más — Si te soy sincera, Junna-Chan, cuando te veía con Karen sentía que ella te apartaría de mí, es bueno saber que tú también me amas.


Levantó su mano para proporcionarle una bofetada, pero su mano fue detenida en el aire, la rubia la atrajo hacia ella y la abrazó, lloró contra su hombro después de que Nana le sacara la tela que cubría su boca, lanzándola al suelo. Junna quería gritar, pero sabía que ya no valía la pena, nadie creería que Nana fuera capaz de algo así, ni siquiera ella creía lo que acababa de suceder, su cuerpo se sentía horrible, sus piernas estaban bañadas de sangre y eso era lo que le recordaba que si acababa de suceder esa infamia, Nana acarició su cabello mientras le susurraba — Tranquila, dicen que es normal que duela la primera vez, no tienes que llorar, Junna-Chan —Junna sentía que empezaba a odiarla, parecía que ni siquiera era consciente de lo que había hecho.


Los días sucedieron a esa noche y eso se volvía más recurrente, incluso habían noches en que Nana se atrevía a más, Junna se comenzó a sentir vacía y triste continuamente, las demás le hablaban con normalidad, pero ella parecía más distante, Nana se comportaba como siempre frente a las demás, las clases de matemática con Karen fueron totalmente canceladas porque la rubia le prohibió continuar con ellas a Junna, la había comenzado a abofetear cada vez que le decía algo con lo que ella no estaba de acuerdo, y solo le quedaba agradecer las noches en las que la rubia no ocultaba las llaves de la habitación o iba a practicar con Futaba, porque en esas no sucedía, pero también le había prohibido salir sin su autorización, le permitía solo ir a clases y volver, al resto de lugares iba con ella, la limitaba lo suficiente como para no dejarla tener tiempo a solas, eso estaba acabando con Junna, no podía continuar así.


Dormían en la misma cama, era un gran riesgo intentar levantarse sin despertarla, pero un riesgo al que Junna se lanzaba sin pensarlo, no creía tener nada que perder, entonces se armaba de valor y se iba a la sala de entretenimiento de los dormitorios en la madrugada, cuando estaba totalmente segura de que la rubia no se despertaría, a tocar el piano colocando en el todo su dolor, por unos segundos se sentía mejor, era solo ella, Hoshimi Junna, no había Daiba Nana, no había nadie más, solo era ella y el piano, disfrutando mientras drenaba sus emociones, lloraba, a veces se atrevía a gritar por lo bajo y golpear las notas con sus dedos, sacaba todo el odio de su corazón por un par de minutos para sentirse prepara para continuar su infierno.


Esa noche no lo había logrado, escapó como de costumbre, hasta que en el camino logró escuchar los pasos de alguien siguiéndole apresuradamente, vio su silueta y comenzó a correr lo más sigilosamente posible, hasta que escuchó una puerta abrirse en el pasillo y justo cuando bajaba las escaleras logró distinguir a Kagura-san, continuó su camino al piano pensando que se encontrarían, y a Hikari le parecería extraño, tocó un par de notas hasta que unos pasos interrumpieron su concentración al piano, ya no sonaba como una sola persona, asustada de que fuera Nana deslizó rápidamente la puerta que daba al patio y cruzó ocultándose, había pensado repetidamente las consecuencias de que Nana la atrapara, y ninguna de las que a su mente había llegado eran buenas, llorando desesperadamente no esperó la mano que envolvió sus labios y el susurro que soltó contra su oído —No te di permiso de salir. Voy a tener que castigarte, Junna-Chan —Sus lágrimas se materializaron.


Una vez Hikari y Maya se retiraron nuevamente a sus habitaciones ella y Nana subieron a la suya en silencio, Nana insistió en cargarla hasta el cuarto, Junna no pudo resistirse, una vez llegado ahí la rubia la lanzó en la cama y se subió sobre ella, la más baja sollozaba con mayor impetú mientras cerraba sus ojos preparada para lo que estaba por suceder, entonces sintió algo entrar en ella y su miedo fue grande al sentir un frío metálico, dirigió sus ojos en esa dirección para encontrarse el filo de una daga entre una de las manos de Nana, entonces comprendió lo que estaba sucediendo.

Logrando gritar le dijo —¡POR FAVOR, DETENTE!


Nana con una sonrisa le respondió —Junna-Chan, te he dicho que no hagas mucho ruido — sonaba meramente divertida, entonces añadió —Callate, no me hagas poner la punta dentro.

Junna entonces cubrió su boca con sus manos, intentando callarse a sí misma, el filo parecía estar a un paso del mango de la misma, su espanto se hacía más grande a cada segundo, su rostro estaba empapado de lágrimas en cambio Nana se veía molesta, pareciera que se estaba desquitando con ella por no obedecerla, entre ratos se detuvo y acercó la punta de la daga a su cuello tomándola del agarre, lo rozo por su piel y Junna pudo distinguir la daga de Hikari por la cual le había advertido que no debería tener un arma punzo-cortante con ella.


Hikari volvió a su cama mientras sentía que había olvidado algo, se recostó y dejó abrazar por Karen, pero mientras iba cayendo dormida escuchó un grito en súplica que la dejó sentada en la cama. No estaba segura si había sido su inconsciente soñoliento inventando escenas de terror por el piano o realmente algo no estaba yendo bien en los dormitorios.


Maya se abrazó a Claudine, mientras se preparada para volver a dormir cuando escuchó un grito lo cual la hizo arroparse de pie a cabeza temblando de miedo apretó su agarre alrededor de la francesa. Estaba segura que había escuchado una voz implorar, recordando lo vivido con el piano segundos atrás se dijo a si misma que lo más prudente era dormir.


Días después Hikari se encontraba en clases prácticas, sabía que Karen se sentía mal porque creía que había sucedido algo lo cual había provocado que Junna se apartara de ella, razón por la que no le pareció extraño el momento en que Karen se acercó a chica de lentes para pedirle ser su compañera en la práctica de baile, pero lo que sucedió después la dejó bastante consternada, Nana se había acercado desde casi el otro extremo de la habitación para colocarle una mano en el hombro a Junna justo cuando Karen se acercó a ella, lo extraño era la sonrisa que Hikari podía detectar como falsa de la rubia, y sentía una tensión de parte de la chica de cabello morado, tuvo el presentimiento de que algo no estaba bien, y ciertamente había mantenido la guarda en alto desde que creyó haber escuchado ese grito después de lo del “piano fantasma” en la sala de entretenimiento en los dormitorios, y de que misteriosamente su daga se perdiera en su travesía esa noche. Un grito de súplica de ese tipo no era algo normal, recordando que esa noche fue a investigar con Tendo-san decidió ir a preguntarle si ella también había escuchado eso, una vez junto a ella viendo como otro grupo de chicas bailaban, entre ellas, Junna y Nana, mientras Karen ahora hablaba con Mahiru, le soltó por lo bajo —Tendo-san.


La aludida la miró con curiosidad haciéndose a la idea de lo que Hikari posiblemente quería hablar con ella, ninguna había vuelto a hablar sobre esa noche y estaba segura no haber sido la única que escuchó ese grito, bueno, realmente rogaba porque eso fuera así —¿Kagura-san?

Hikari ahora miraba sus manos con duda, no sabía cómo preguntar —Verás... Ahh, la otra noche, después de lo del piano, cuando me acosté nuevamente, creo haber escuchado un grito, pero no estoy segura... Ahh, no estoy segura de no haber estado soñando...


Maya la miró antes de asentir y susurrarle —También escuché un grito.


Hikari la miró ahora llena de curiosidad, dándole toda su atención le preguntó —¿Lo escuchaste cerca?


Maya la miró algo asusta y le soltó —Cerca sí, pero no tan cerca como estarás pensando, más diría que sonaba claro, supongo que por el poco ruido que existe a esa hora.


Una duda creció en Hikari, para ella si sonó lo suficientemente cerca para sacarla de su ensueño, lo cual podría significar que venía de una de las habitaciones adyacentes a la suya, Maya estaba un poco más alejada a ellas, algo no estaba bien con las chicas y ella tenía que averiguarlo —Tendo-san, ¿No has notado nada raro en las demás en estos días?


Maya miró entonces a Hoshimi-san y para volver sus ojos a Kagura-san quién entendiendo dirigió sus ojos a Daiba-san, ambas se miraron y comprendiendo que algo no estaba bien con ellas, Hikari se quedó atenta a lo que podría decir Maya —Siento que su desempeño no es el mismo, algo en ella no está yendo bien, no veo el mismo brillo.


Hikari asintió y cuando estaba a punto de hablar la profesora interrumpió dando órdenes de cambios de pareja, Maya asintió señalándole a Junna con la mirada, la pelinegra al comprender se acercó a esta a pasos lentos y la detuvo. La castaña por su parte se dirigió a la rubia alta pensando mentalmente que le diría a la francesa luego, podía sentir su mirada en su espalda, todo marchaba bien hasta que escuchó a la voz de Karen acercándose a Hikari, sintió una tensión grande de parte de Nana antes de que la soltara y disculpándose caminara en dirección a ellas, Maya siguió la situación con la mirada antes de escuchar a Hikari pedirle a Karen que se retira, Nana había llegado hasta ellas y se había detenido junto a la chica de lentes susurrándole algo al oído, la mirada de Junna detonaba un sentimiento que ellas no creían haber visto antes en sus ojos, cuando Karen se apartó la tensión quedó latente en el aire a los ojos de Hikari y Maya, algo no estaba bien con ese par.


Pasaron dos semanas en las cuales Nana había estado dándole vueltas a como deshacerse de Karen, había comenzado a estorbarle más de lo que podía soportar. Hikari y Maya por su parte habían comenzado a seguir a Junna. Presentían que si lo intentaban con Nana se daría cuenta fácilmente. La chica de cabello morado cada día se sentía peor, estaba sintiendo que su vida era un infierno, se repudiaba a sí misma, el aislamiento al que Nana la estaba llevando le estaba comenzando a afectar enormemente, y en un deseo desesperado por ayuda, había permitido que Tendo-san y Kagura-san la siguieran en ocasiones. Sabía que si ellas veían lo que sucedía le creerían totalmente, aún sí no pudieran ayudarle o le juzgarán por preferir mantenerse callada.


Una tarde Nana fue a la sala del piano después de clases, Junna había tenido que seguirla minutos después según órdenes de la rubia, en el camino sintió una mirada sobre su espalda además de lograr escuchar unos pasos largos pero decididos, y sin dudar mucho sobre quién se podría tratar continúo su andar como si nada sucediera, una vez junto a la puerta podía apreciar las notas del piano, mantenían un tono triste y algo en ella se preguntaba si quien estaba tocando era la Banana buena que todos habían conocido lamentándose por todo lo que había hecho. No pudo evitar sentir una lagrima errante escapar de sus ojos, extrañaba a su amiga Nana, odiaba al monstruo que la apresaba, odiaba a Daiba-san. Estaba temblorosa del miedo, no quería verla, no quería que eso continuará, tomando un bocado de aire se armó de valor e ingresó a la habitación, el piano comenzó a sonar notas más alegre y Maya podía sentir su cambio, intrigada se acercó a la puerta preguntándose a si misma que sucedía con Hoshimi-san por la escena que acababa de presenciar.


Entonces el piano se detuvo y pudo ver a la rubia tirar de la mano de la chica de lentes para recostarla contra el instrumento musical mientras la comenzaba a besar, la castaña ante la escena no pudo evitar sentir un pequeño rubor subir por su cuello hasta ubicarse en sus mejillas, no la parecía más que un romance furtivo, hasta que vio como Hoshimi-san intentaba empujar a la rubia lejos de sí, pero esta con insistencia comenzaba a acariciar sus piernas y la agarraba con fuerza por el cuello, hasta que la más baja logró hablar.


Su tono de voz denotaba una súplica, sonaba realmente cansada—Ya, detente, por favor, no sigas.


Una bofetada aterrizó en el rostro de la más baja, la rubia parecía bastante irritada—Callate, no te he dicho que hables.


Maya al ver tal escena olvidó completamente que estaba oculta y saltó en defensa de Hoshimi-san —Si te dijo que te detengas, eso debes hacer.


Nana la miró con una sonrisa apartándose de Junna y le dijo —Tendo-san, ¿Cómo terminaste aquí?


La castaña la miró molesta mientras soltaba —No vuelvo a creerme esa imagen tuya, Daiba-san.


Volteo a mirar a Junna y con una sonrisa le dijo —Dile, Junna-chan, que todo esto es un malentendido —Junna se limitó a asentir dándole una pequeña sonrisa que a Maya la cual le indicó que era falso.

Maya miró a Nana seriamente y le dijo —Espero que no te importe que me lleve a Hoshimi-san, hay algo importante que debo hablar con ella. Nana le sonrió dándole un asentimiento antes de darle un beso de despedida a Junna con un “Ten cuidado” añadido en susurro con una connotación que le erizó la piel a la más baja.


De camino a los dormitorios Junna y Maya guardaron silencio, Junna agradeció mentalmente a Maya el seguirla mientras la castaña estaba analizando completamente todo lo que acababa de presenciar, Daiba-san acababa de tocar indebidamente a Hoshimi-san y además golpeado, amenazado y seguramente sus intenciones no quedaban solo en tocar sus partes externas, nunca creyó a Daiba-san capaz de algo así. No podía creerlo, tampoco sabía cómo ayudarla, tenía que contarle eso a Kagura-san. No quería incomodar a la chica de lentes que iba junto a ella, por lo cual había preferido guardar silencio.


Una vez en los dormitorios Tendo-san ofreció a Junna su habitación para que se quedara un rato lejos de Nana, en un lugar donde estuviese más tranquila, ella en cambio fue a hablar con Kagura-san, Hikari tenía que enterarse de ello.


Nana por su parte llegó a los dormitorios y se metió en su cuarto a analizar toda esa tarde, Maya había visto algo que no debía, ya no solo tenía que deshacerse de Karen, si no de Maya también, y si ella se atrevía a hablar tendría que silenciarlas a todas. No tenía idea de cómo haría eso, no dejaría que nadie la apartará de su Junna-Chan, ella la amaba, lo que hacían no estaba mal, ellas no lo entendían, no lo entenderían.


Su teléfono comenzó a vibrar sacándola de su ensimismamiento, tenía que ir a repararlo, ella podría perderlo todo, pero nunca a la única persona que le prometió estar a su lado, dejó caer su teléfono sobre la cama con el icono de una jirafa donde se podía leer “And it Shall be bestowed upon you, the Star which you have longed for (Y te será otorgada. La estrella que siempre has estado anhelando)”—. Las audiciones serían su solución.


Maya estuvo con Claudine el resto de la tarde y bastante entrada la noche, dejando a Junna en su habitación con llave, asegurándose que nadie supiese que ella no estaba ahí, por lo cual cuando escuchó un piano comenzar a sonar entre sueños se erizó asustada, estaba ahí otra vez, el mismo piano, las mismas notas.


Escuchó una puerta abrirse mientras se levantaba de la cama en busca de sus cosas, estaba segura de que era Kagura-san, entonces abrió su puerta para ver como rápidamente la de enfrente de su habitación se cerraba de golpe, el miedo la invadió, justo en el momento en que la puerta junto a esa se abría y salía una pelinegra con una daga nueva en manos y su teléfono como linterna. Hikari la miró y le preguntó —¿El piano otra vez?


Maya miraba aún la puerta de enfrente algo asustada mientras asentía temblando internamente—El piano.


La pelinegra emprendió marcha esperando a que la castaña la siguiera—Voy a ir a averiguar que es.

Maya comenzó a caminar tras ella —¿Y si es un fantasma? —dejó salir uno de sus miedos, pero porque estaba aterrada, lo que había sentido frente a esa puerta era un aura tan oscura que temía que la dueña de esa habitación fuese capaz de hacer cualquier cosa y lo creía aún más después de lo que presenció esa tarde, estaba bastante consternada.


Hikari la miró seriamente antes de decirle —Yo le temo más a los vivos que a los muertos, todos somos capaces de cualquier cosa, todos tenemos un lado corrupto— Maya asintió analizando sus palabras.


Su viaje al piano fue sin distracciones, ambas guardaron silencio, una vez cerca de la sala comenzaron a caminar aún más sigilosamente que antes, solo que esta vez el piano no se detuvo, cuando llegaron a la puerta distinguieron el cabello morado de una de sus compañeras mientras la luna iluminaba un poco la habitación.


Maya lo suficiente pasmada soltó —Hoshimi-san ¿Eras tú? —Su rostro describía perfectamente la expresión de alivio y decepción.


Hikari la miró repleta de intriga y le dijo a Maya —¿Hoshimi-san? —Dirigió sus ojos entonces al piano y la vio sentada en el, hablándole a Junna le dijo con un asentimiento —Hoshimi-san.


Junna las miró con seriedad para soltar de pronto ignorando su pregunta —Quiere que vayamos a las audiciones de la jirafa. Tiene miedo de que abran la boca, y yo no quiero que ninguna diga nada, no quiero que nadie más sepa de esto, he intentado y querido escapar y me ha dicho que va a buscarme, que acabará conmigo, nadie creería que Daiba-san es capaz de lo que ha hecho, nadie me creería—Lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos mientras las notas del piano se volvían más pesadas —Estoy cansada, la odio, me ha apartado de todos, me trata horrible, como si le perteneciera y ella me... —Sus sollozos se hicieron presentes, Hikari se acercó a ella a la vez que Maya también lo hacía, la castaña la abrazó suavemente mientras la pelinegra se limitó a mostrar su apoyo dándole palmadas en la cabeza.


—Vamos a ayudarte, entraremos en las audiciones con ustedes, vamos a dejarte pasar —Hikari conociendo cómo funcionaban las audiciones en el teatro subterráneo se ofreció a ello.


Al día siguiente y días después de ese Junna se quedaba a dormir en la habitación de Tendo-san, la castaña le ofrecía la cama e insistía en que durmiera en la misma mientras ella dormía siempre en el sofá que tenía, Claudine no entendía en un comienzo, hasta que Maya le dijo que Hoshimi-san y Daiba-san estaban peleando, por lo cual no tuvo problemas, ella hospedó en su momento a Futaba, lo que si no le contó a nadie fue que estaban asistiendo a las audiciones, su estrategia era perder contra Hoshimi-san, ganarle a Daiba-san y derrotar a cualquier otra que se atreviera a meterse con el plan de sumar puntos. Kagura-san también entró en las audiciones, tenían que ayudar a Hoshimi-san, y justo por esa razón Maya se encontraba frente a ella en el escenario, le estaba apuntando con una de sus katanas sonriente, le encolerizo como trataba la situación, no parecía tener remordimiento alguno, llevaban un tiempo batallando, pero la actitud de la rubia no había cambiado en lo absoluto, parecía de muy buen humor —¡¿Qué es lo que has estado haciéndole a Hoshimi-san?!


Nana la miró seriamente para soltarle — No he hecho nada que ella no quisiera —Acercándose con solo una de sus katanas atacó al botón de la castaña, siendo bloqueada.


Maya en esta posición le dijo aún más enojada —Ella no parecía estar de acuerdo esa tarde —Intentó mover su espada, pero el ataque de Nana era bastante fuerte.


Nana entonces sacó su segunda espada molesta y la chocó contra la de Maya empujándola lejos para soltar —En el fondo siempre quiere.


Maya levantándose del suelo con su espada en mano le dijo— Estás torturándola y creo que eres consciente de lo que haces.


Nana frunció el ceño y se acercó lentamente a Maya mientras le decía —No eres quien, para juzgar mis actos, ¡Eres tan mala persona como yo! Tendo-san, ¿Crees que no sé cómo ocultas cosas a Kuro-chan? ¿Crees que no sé cómo te sientes contenta de estar arrastrándola siempre a la desesperación de sentirse insuficiente? ¿De no ser más que tu segundo lugar? Tú también disfrutas haciendo miserable a alguien que ha confiado en ti, ella confía en ti, pero tú no en ella. Creo que no soy el único villano de esta historia.


Eso enojó aún más a Maya quien decidida comenzó a drenar sus emociones en esa batalla, por lo cual todo comenzó a intensificarse, el escenario se movía a su antojo, prevalecía la música y el sonido metálico estrellándose entre sí, Maya cortó el brazo de la rubia ligeramente, en vista de que la jirafa no dijo nada Nana se atrevió a cortar el dorso de la mano de Maya, en el seguimiento del escena sobre sus emociones se alzaron en un plataforma en la cual Nana aprovechó para empujar entre estocadas a Maya hasta el borde quien al darse cuenta de la situación en la que se encontraba decidió usar su fuerza para quitar su espada de entre las de Nana, lográndolo, está por el impulso terminó entonces en el borde, iracunda la rubia con el costado del mango de su Katana golpeó la frente de la castaña la cual no esperaba un movimiento de ese tipo al estar bloqueando una estocada dirigida al botón de su chaqueta, Nana al tenerla lo suficiente aturdida tomó el botón para arrancarlo con su mano y decirle enojada —No se entrometan — La castaña tocó su frente dándose cuenta que estaba sangrando, debió haberla cortado al retirar su Katana.


La Revue terminó y la jirafa anunció a la ganadora. Esa noche Maya durmió en la habitación de Claudine. Llegó lo bastante lastimada como para que la francesa se diera cuenta que algo había pasado, pero Maya se rehusaba a contarle, cosa que la rubia tuvo que aceptar por mientras, sabía que Maya era reservada y ella no podía hacer nada por ahora. Maya en cambio tenía conocimientos de que, si contaba lo que había pasado Claudine se enojaría con ella, después de los sucesos del año anterior todas habían llegado a la conclusión de que no volverían a participar en las Revues, tampoco podía contar el motivo, Hoshimi-san confiaba en ellas. El remordimiento de las palabras dichas por Daiba-san la estaban torturando, guardarle un secreto más a Claudine la hacía sentir como la peor persona del mundo, no quería admitirlo, pero ella tenía razón.


Junna se encontraba sola en la habitación de Maya, agradecía el apoyo que le mostraban Tendo-san y Kagura-san, de quienes no lo habría esperado, pensando en esto se encontraba mientras esperaba que el sueño pesado la atacara y así no tener sus recurrentes pesadillas, tenía días sin saber de Nana más que cuando la veía en las prácticas y clases, aunque Kagura-san hacía lo posible para no dejarlas solas, también traía a Karen y Mahiru consigo, todas aprovechaban el tiempo en enseñarse cosas mutuamente, se sentía nuevamente en compañía. Estaba sintiéndose mal, pero al menos había parado de vivir eso. Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando el sonido de una puerta abriéndose la desconcentro, creyó en un principio que podría ser cualquiera de sus compañeras, hasta que escuchó un sonido metálico rozar su puerta y las paredes alrededor de esta, comenzó a temblar asustada sabiendo de quién se trataba, un sonido seco contra la puerta y una voz.


—Junna-Chan, ¿Porque no quieres volver a nuestra habitación? —Su voz sonaba triste, ella creyó estar escuchando a Nana, la chica que conoció durante todo un año, la cual se volvió su amiga más cercana, pero sabía que sólo era ella intentando manipularla.


—No voy a volver, déjame en paz.


—Junna-Chan, dijiste que no me odiarías, aunque hiciera algo malo.


—Déjame, ya déjame —Los recuerdos de lo sucedido comenzaron a llenar su memoria y Junna trato de no llorar mientras suplicaba —Ya vete.


Los sonidos del forcejeo contra la cerradura fueron sucedidos por el metal rozando la madera, entonces escuchó algo pasar bajo la puerta, cuando se asomó a un lado de la cama pudo distinguir el brillo del filo de un cuchillo, asustada se abrazó a las almohadas intentando calmarse.


Nana habló con un tono de voz ahora más serio y enojado —No me hagas llegar al límite— moviendo la daga que en algún momento fue de Hikari entre sus manos regresó caminando a su habitación, cerrando la puerta suavemente. Junna miró el reloj y pudo ver que eran las tres de la mañana, la hora en la cual siempre salía a tocar el piano, le dio aún más miedo pensar que Nana pudo haber estado esperándola fuera de la habitación.


En una de las noches siguientes Hikari había sido notificada para su audición, se presentó en el escenario esperando a su contrincante, había hablado con Maya quien se encontraba mejor, los cortes de su cuerpo habían estado mejorando rápidamente, había sabido ocultar bien el de su frente con su flequillo. Ella le recomendó tener cuidado con Daiba-san, parecía no conocer los límites. Hikari con esto en mente preparó su daga lista para la batalla, la rubia subió al escenario arrastrando la punta de una de sus Katanas con el suelo del escenario, el sonido que provocaba hizo a la pelinegra temblar internamente, preparada con su daga la apuntó y la jirafa dio comienzo a la Revue, Nana hizo los primeros movimientos tirando todo tipo de ataques sin medir un límite, Hikari hacia lo posible para defenderse, en un acercamiento de parte de la rubia la empujó desde una de las torres creadas por el escenario, Hikari entonces se percató del escenario, era Londres, Inglaterra, estaban en una interpretación del Tower Bridge, cayendo lanzó su daga sosteniéndose de una de las paredes, y con un impulso terminó nuevamente en el escenario.


—¿Porque la Tower Bridge? —Hikari bloqueo una estocada con su daga mientras esperaba una respuesta, el escenario no estaba reaccionando a ella.


Nana la miró molesta antes de darle una patada la cual lanzó con la suficiente fuerza como para dejarla en el suelo después de rodar alrededor de dos metros por el escenario —¡PORQUE NUNCA DEBISTE SALIR DE INGLATERRA!


Hikari se estaba levantando adolorida mientras la música bajaba su intensidad, una vez de pie se sostuvo de una de las paredes del puente recuperándose —La primera vez vine aquí por Karen, ahora estoy aquí por Junna.


Nana se sintió la ira subir por su cuerpo al escuchar el nombre de Junna en boca de Hikari, en un tono más tranquilo y serio le dijo —Tu y Karen quieren robármela, nadie va a separarme de mi Junna-Chan.


El escenario ahora estaba repleto de luces, de pronto todas se apagaron y solo dos reflectores terminaron enfocándolas, Hikari lo reconoció como el escenario reaccionando a ella, lo cual significaba que Nana estaba siendo opacada por su brillo —Estuve encerrada durante seis meses en una torre, en mi escenario predestinado, estuve completamente sola, ¡No puedes someter a Junna a algo así solo para complacerte a ti misma! ¡Y menos torturarla como has estado haciendo!


Nana molesta corrió con dirección a la pelinegra, ella también se comenzó a acercar, Nana espero el punto en que se toparan para lanzar una estocada que Hikari no pudo detener, la segunda Katana de Nana se clavó en su hombro enterrándose, la sangre comenzó a brotar, pero Hikari no sintió dolor, rápidamente cortó el hombro de Nana quien sintió la sangre comenzar a bajar por su brazo, con su otra espada rompió el botón que sostenía la chaqueta de Hikari — Me han hecho llegar al límite. No dejaré que mi Junna-Chan sea de nadie más —Las luces del escenario se apagaron, había un solo reflector iluminado alumbrando a Hikari mientras Nana salía del escenario y la jirafa anunciaba la caída del telón y el fin de la Revue.


Esa semana pasó lo bastante rápido como para que Hikari no tuviese tiempo de hacer mucho para ocultar una herida del tamaño de la que tenía, esas Revues y Nana se habían salido de control, razón por la que se encontraban en la sala de entretenimiento a las tres de la mañana mientras Hoshimi-san tocaba al piano, la razón por la cual se reunieron ahí a esa hora era desconocida para ellas, solo Junna sabía la respuesta, pero Hikari y Maya le restaban importancia. Maya viendo a Hikari suavemente preguntó —¿Qué te ha dicho a Daiba-san a ti, Kagura-san?


Hikari aun viendo los movimientos de los dedos de Junna sobre el piano le dijo —Que no va a compartir a Hoshimi-san. Creo que es consciente de lo que hizo, pero nunca pensó en las consecuencias.


Las notas del piano se volvieron más fuertes y la intensidad del sentimiento colocadas en ella era aún más pesado, entonces escucharon una voz proveniente de una esquina de la habitación —No habrá consecuencias, porque no hemos hecho nada malo, nosotras nos amamos, ustedes están en medio intentando separarnos.


Junna se tensó y la música cesó totalmente, sin mirarla contestó —Yo no te amo, ya déjame en paz.


Hikari vio en la mano derecha de la rubia un destello como cuando la luz se refleja, entonces vislumbró su daga pérdida, apretando entre sus dedos la nueva le dijo—¿Porque trajiste una daga si esperabas encontrar a Hoshimi-san sola?


Maya observaba la escena analizando la situación, era demasiado riesgoso lo que había hecho, pero eso solo podría significar que había estado acosando y esperando a la chica de lentes por varios días, Nana le sonrió y le contestó con un tono que dejaba claro de qué hablaba —La última vez que usamos esto, Junna-Chan lo pasó muy bien.


El piano volvió a sonar ahora con notas mucho más fuertes, como si tratarán de callar la voz de Nana, Junna estaba concentrada en las teclas, sus ojos no se despegaban de ellas. Maya al escuchar eso se encolerizo y le gritó —¡Callate!—entonces haciéndose la valiente aprovechó la oscuridad para tomarla por sorpresa y estamparle un puñetazo en la nariz, el cual le fue devuelto con un golpe en el estómago, sacándole el aire, Nana se agarró la nariz rota al sentir el olor de la sangre, apretando la daga entre sus dedos resistiéndose a clavársela a alguna de las tres decidió tomar en cuenta a Hikari quien le acababa de decir que se retirara, no sin antes dirigirse a la chica de lentes.


—Estaré esperando por ti en el escenario.

La chica de cabello morado quedó totalmente consternada temblando sin detener sus notas en el piano ni parar de mirar las teclas.


La noche había llegado, la última audición y por el desempeño de Junna había logrado llegar a ella, sabía que tendría que enfrentarla, se armó de valor, con su arco entró al escenario, y este se materializó en un cuarto lleno de espejos, fue elevada en una plataforma lo suficientemente alta para ver todo el cuarto de espejos, su reflejo estaba siendo proyectado en todos los espejos. Nana desde el comienzo de la Revue había estado reventándolos uno por uno enterrándoles las puntas de sus Katana, pateándolos, cortándolos a mitad, Junna estaba asustada, la rubia no podía saber cuál era real, eso significaba que planeaba hacerle eso una vez la encontrara, Nana había roto ya más de la mitad, entonces distinguió el borde de la plataforma y pudo ver donde se encontraba por lo cual corrió en esa dirección, Junna comenzó a correr lejos mientras le disparaba flechas, intentando herirla, ya no disparaba a la chaqueta, al botón, ahora atacaba a ella, tenía miedo de lo que pudiese hacerle si lograba alcanzarla, él escenario cambió una vez más y bajo sus pies, a su alrededor comenzó a imitar un lugar al que ella nunca habría querido volver.


Cuando se dio cuenta que lugar era soltó un grito ahogado —¡¿Porque?! —Ahora su grito era un reproche lleno de dolor.


Nana con una sonrisa le dijo— Te dije que te llevaría de vuelta.


Incluso sus camas estaban ahí, la cama de Nana con sangre en una de las sábanas y tenía la daga de Hikari llena de sangre desde la punta hasta el mango, la rabia nubló la mente de la chica de lentes, la cual olvidó por completo el bien y el mal, comenzando a disparar flechas a Nana, la rubia hacia lo posible para detenerlas mientras se acercaba, de pronto una se clavó en su pierna izquierda y ella hizo lo posible para no caer mientras continuaba avanzando hacia Junna, sus flechas comenzaron a alcanzarla por lo lenta que había comenzado a ser, Junna no había notado los gritos de Nana cada vez que le clavaba una flecha nueva, al verla sufrir insensiblemente le dijo —Creí que esto te gustaba.


—¡Detente! ¡¡Junna!! ¡¡Por favor!! —Nana sentía como la sangre corría por las heridas en su cuerpo, ahora tenía el pecho lleno de flechas las cuales estaban enterradas en su piel.

Junna lanzó una más que le dio en medio del pecho, tirándola contra el piso, Nana cayó respirando pesadamente, la chica de lentes sintió un poco de tranquilidad y remordimiento por haber hecho algo así, se acercó al ver el cuerpo ahora inerte de Nana, ya no respiraba, cuando estuvo junto a ella se agachó y abrazó a ella una última vez, llorando en silencio, eso nunca debió suceder. Nana había sido la mejor y más linda persona que había conocido hasta que...

La mano de la rubia se deslizó por su pecho y le arrancó el botón, lanzándolo lejos de ambas, Junna escuchó algo caer y las luces del escenario la iluminaron totalmente, consternada porque no estaba reaccionando a ella miró a Nana para darse cuenta que estaba sonriéndole débilmente, entonces tomó la Katana y se la enterró en la espalda suavemente hasta asegurarse de que la había atravesado, para sacarla con la misma velocidad, Junna se dejó caer contra su cuerpo enterrándole aún más las flechas.


La jirafa vio toda la escena desde la distancia —Comprendo, los humanos son capaces de cualquier cosa.


Nana susurró como última voluntad al escuchar Glitterin Star caer en el escenario —Llévame al Starlight 99.


Junna en un último respiro le susurró —Nana...

 

Esta historia fue escrita para una competencia de fics de terror, en un principio no sabia sobre que escribir, pero alguien me recomendó escribir sobre algo que me diera miedo a mi y esto salió.

 

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