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  • Foto del escritorEri1305

I miss you II

La mañana para Karen pasó un poco rápido, siguió su rutina con Anne hasta que llegó al departamento en la mañana y necesitó tomar una siesta por lo poco que durmió la noche anterior, al despertar le escribió a Junna preguntándole si podía ir a su departamento, ella no se negó por lo que fue acompañada de su cachorra, y ahí estaban, sentadas en el sofá de Junna hablando con ella, mientras Anne dormía en la alfombra.

Junna la miró curiosa unos minutos tratando de estudiarla antes de preguntar —¿Qué pasa, Karen? — Realmente estaba curiosa de la razón por la cual la castaña había estado unos treinta minutos sentada en el sofá tomando un té, que ella le ofreció, en silencio, y era imposible, hablando de Karen, que estuviese en silencio.

La aludida salió de su ensimismamiento al escuchar su nombre, mirándola le regaló una sonrisa —No sé cómo explicarlo, tal vez estoy siendo muy intensa — Karen realmente no tenía idea si lo que estaba sintiendo era justo o solo era una desconsiderada.

Junna se sentó en el sofá frente al suyo y mirándola atentamente se quedó en silencio unos minutos, tratando de estudiar sus expresiones corporales, cosa que llevó a la castaña a tensarse, entonces decidió hablar —¿Qué tan mal te hace sentir esa situación, en una escala del uno al diez?

Mientras la castaña encontraba su voz y analizaba en una escala, escucharon la puerta abrir y a cierta melodiosa voz conocida soltar —Estoy en casa...

Junna trató de mantener la calma, sin embargo, se le hizo complicado reprimir una sonrisa al responder—Bienvenida.

La rubia al terminar de quitarse los zapatos vió a Junna sentada frente a Karen, pensaba saludar, pero la castaña habló antes que ella.

—Un ocho — La castaña le sonrió a Nana en saludo al darse cuenta de que ella estaba ahí. Había estado muy perdida en sus pensamientos minutos atrás.

La rubia al ver esa actitud en su amiga y sus palabras pudo deducir lo que sucedía, Junna aún no abandonaba esos métodos arcaicos — ¿Qué es esto? ¿Silencios largos, Karen-chan pensativa y escalas? ¿Qué pasó? ¿Qué tan grave es?

La rubia caminó en dirección a su amada, recostándose en el respaldar del sofá detrás del mismo, pero junto a Junna.

La chica de lentes sintió los brazos de Nana en sus hombros, presionándose suavemente, sabía que estaba preocupada por la castaña, así que colocó una de sus manos encima de una de las manos de la rubia, esta misma la miró y ella aprovechó para regalarle una sonrisa.

Nana al ver la sonrisa de Junna la cual se veía tan tierna que no pudo evitar inclinarse para darle un suave beso, la había extrañado en el trabajo.

Karen quién estaba enfrente y vió la escena recordó la última vez que estuvo así con Hikari, entonces sintiéndose repentinamente triste dejó escapar de entre sus labios sin darse cuenta con una voz muy suave

— Hikari y yo tenemos días sin hablar, realmente, no sé qué sucede, yo sé que está ocupada, pero parece que ella simplemente ya no está interesada en mí, antes parecía esforzarse en conseguir tiempo para hablar conmigo, ahora solo pareciera que estuviese escapando de mí. Y me siento, muy... Abandonada...

Junna y Nana se habían separado rápidamente al escuchar a Karen soltar el mínimo sonido, la chica de gafas estaba muy avergonzada, pero en ese momento más que nada preocupada. Nana por su parte abandonó su posición detrás de Junna para sentarse junto a Karen y pasar uno de sus brazos por sus hombros, tratando de hacerle saber que estaba ahí para ella.

—¿Ya has tratado de hacerle saber tus sentimientos? — Nana quería saber qué tan lejos había llegado con esos sentimientos, si había estado en el punto de ser capaz de cuestionar. Al ver la negativa de parte de la castaña comprendió un poco más a Hikari, tal vez la pelinegra no tenía idea de lo que estaba provocando en Karen.

Junna le sirvió otro poco de té a Karen y ofreciéndoselo le dijo —Nana tiene razón, tienes que hacerle llegar lo que sientes, tal vez no es su intención, y no tiene idea de cómo te estas sintiendo. La confianza es la base de todas las relaciones ¿Cierto, Nana?

La rubia asintió divertida, sabía que se refería a lo de hacía unos días, en realidad ella odiaba mentirle a Junna, pero solía guardarse sus sentimientos hasta el momento que le pareciera apropiado, lo cual usualmente resultaba siendo muy tarde, porque Junna la mayoría de las veces lo descubría antes, por suerte no eran cosas grandes, pero ocultar es ocultar después de todo. Estaba intentando mejorar en ese ámbito, pero se trataba más de confianza en sí misma, que en Junna.

Karen asintió comprendiendo el punto, después de darle un largo sorbo a su té vaciando la taza, se levantó del sofá, cosa que Nana imitó. Anne se levantó, Junna le hizo señas para que fuese hacia ella, cosa que no dudó en hacer dejándose acariciar. Sentía que tenía que dejarlas estar solas.

Nana se detuvo junto a Karen en el balcón que daba a la calle, mirando la ciudad un poco vacía, con una sonrisa le dijo —Todo va a estar bien, seguro Hikari-chan solo está un poco ocupada, tienes que tener paciencia. No creo que lo esté pasando bien tampoco contigo tan lejos.

El teléfono de la castaña vibró, por el tipo de vibración sabía que se trataba de Hikari, por lo que al sacarlo de su bolsillo vió la notificación, en efecto era la pelinegra mandándole el habitual "Buenos días, voy saliendo a la práctica, cuídate en el resto de tu día, Karen". Al terminar de leer la notificación guardó el aparato nuevamente.

Karen levantó la mirada y vió a Nana atentamente, entonces le regaló una sonrisa —No me puedo sentir tan mal cuando pienso que la persona que amo está allá afuera mirando el mismo cielo que yo, dando lo mejor de sí misma.

La rubia le dió una palmada en el hombro y le dijo con una sonrisa—¡Ánimo, Karen-chan!, estoy segura de que las cosas saldrán bien. Solo hay que tener paciencia y tú, hacerle entender lo que estás sintiendo.

Nana sentía que Karen no estaba del todo convencida, por lo cual tiró de ella en un abrazo, el rostro de la castaña se ocultó en su pecho mientras esta la envolvía con sus brazos, podía sentir un poco de lo que agobiaba a Karen, ella más que nadie sabía de eso, por lo cual le dijo mientras le acariciaba su cabello castaño — Ella te hizo una promesa, Karen, y la última vez que recuerdo haber escuchado sobre una promesa de ustedes resultaron haciendo cosas increíbles hasta cumplirla. Igual sabes que siempre puedes contar conmigo, no estás sola.

Rompiendo el abrazo Karen le sonrió, su sonrisa se acrecentó al ver por la puerta abierta a Junna corriendo tras Anne en la sala en busca de uno de sus zapatos, la rubia se volteó para mirar qué era todo ese ruido y comenzó a reír al ver a Junna correr tan molesta tras la perrita. Karen miró a Nana y le dijo —Gracias, Nana — Caminando hacia adentro añadió —Vamos, antes de que Junna entre en caos por las travesuras de Anne.

Una semana sucedió a esa, Karen había estado pensando mucho como hacer llegar sus sentimientos, no sabía como decirle a Hikari porque temía ser ignorada, entonces pensó en volverse distante, para que la pelinegra sintiera el cambio y la buscara, su plan no podría ser mejor, creía que era infalible.

Esa noche que llegó a esa resolución pensó que tendría que esperar más por poner a funcionar su plan, hasta que escucho sorpresivamente la notificación de su celular que indicaba un mensaje de Hikari, alarmada encendió la pantalla y busco la hora de Londres, dándose cuenta que Hikari estaba en el almuerzo.

En mensajería:

Hikari: Buenos días. Ha sido una mañana ajetreada, solo he conseguido tiempo ahora para escribirte.

Karen: No te preocupes.

La pelinegra al leer el mensaje solo pudo pensar en que algo no estaba bien, eso fue demasiado frío para ser Karen.

Hikari: ¿Todo está bien?

Karen sonrió al leer la pregunta y se decidió por mentir, tenía que hacer entender que no, pero diciendo que sí.

Karen: Sí, todo bien.

Hikari al leer eso miró la pantalla extrañada y sin comprender decidió sólo responderle evitando lo que podría estar pensando Karen.

Hikari: Estaré algo ocupada hoy, hablamos luego, Karen, cuídate.

Los siguientes tres días de la pelinegra sucedieron a ese a ritmo ajetreado, no pensaba que fuese tan difícil todo el trabajo que haría en Londres, pero definitivamente eso estaba siéndolo.

Esa tarde al llegar a casa su madre le avisó que, como ella lo llamaba ahora, el señor Kagura, la estaba esperando, ella parecía un poco molesta, así que Hikari solo pudo preocuparse más.

Convenciéndose a sí misma que si terminaba antes con ello tendría más tiempo para relajarse y al fin hablar un poco con Karen, ya que habían dado el día siguiente de ensayos libre, podría hablar con ella hasta más tarde de lo usual y tratar de resolver eso que estaba sucediendo.

Una vez estuvo frente a la puerta del estudio de su padre tocó, lo escuchó hablar y entró. Él estaba sentado en su silla detrás de su escritorio leyendo unos papeles con el ceño fruncido. Hikari al ver las letras en japonés suspiró, presentía saber de que se trataba.

El señor Kagura decidió mirarla fijamente recostados en su silla, se podía notar la tensión en sus hombros —¿Desde hace cuanto?

Hikari tragó pesado y mirando en otra dirección le respondió —¿Qué cosa?

Levantándose en un solo movimiento se paró frente a ella y le entregó los papeles del departamento, con un suspiro se juró molestarse con Karen por haber firmado esos papeles a su nombre. Al parecer había renovado el contrato mientras ella se encontraba en Inglaterra, en vista de que ella no estaba firmó a su nombre, lo que no sabía era que al final esos papeles terminaban en manos de su padre, porque él pagaba parte del piso, habían tenido ese acuerdo cuando decidió quedarse en Japón, ellos la apoyarían hasta que se lograse establecer económicamente, lo cual aún no sucedía del todo.

Definitivamente el señor Kagura no estaba en lo más mínimo contento con eso, no solo tenia que permitir que su hija hiciera lo que quisiera con su vida, si no, también pagar parte por esa chica insulsa que no entendió el mensaje a la primera —¿Desde hace cuanto has estado mintiéndonos? — Le exigió señalándole los papeles que ella tenía en manos ahora.

Hikari trató de mantener la calma, con un suspiro, buscando sus palabras y el valor para decirlas estuvo en silencio un par de minutos, hasta que logró decir por lo bajo — Se ha estado quedando algunos días, cuidando el departamento, solo eso.

Su padre enojado dejó caer su puño sobre el escritorio dándole un golpe, Hikari se estremeció en su lugar y lo miró seriamente, se rindió con su mentira, seguramente él ya sabía la verdad, sus pensamientos se vieron interrumpidos por la voz furiosa de su padre — ¡Sé que nos has estado mintiendo durante años, y ahora estás aquí tratando de sostener tus mentiras! O te encargas de eso o lo haré yo, pero ¡No voy a permitir que estés manteniendo a esa mujer a base de mi dinero! ¡Si no fueras mi hija te haría pagar tus mentiras!

La pelinegra sintiendo la ira crecer dentro de sí le gritó —¡No me interesa si quieres dejar de pagar, no me interesa si piensas echarme de tu casa, no voy a permitir que te metas con Karen! ¡Y si prefieres simplemente dejaré de ser tu hija! — Estaba tan consumida por su enojo que no era casi consciente de lo que estaba diciendo, y su padre se encontraba en el mismo estado.

Antes de Karen su relación padre e hija era bastante cercana y sólida, lo cual enojaba más a Hikari, porque no entendía como su padre podía creer que tenía derecho sobre sus decisiones cuando era él quien en su momento la hizo creer que lo que eligiese la apoyaría. Sin embargo, a Arthur le enojaba por igual que su hija no entendiese que era lo mejor para sí misma, que él la amaba y solo quería lo mejor y definitivamente esa castaña no lo era, lo hacía peor el saber que ella le había estado ocultando la verdad durante tanto tiempo, tomándolo por tonto.

Más enojado que antes por los gritos de su hija decidió tranquilizarse, recostándose en su silla le dijo mirándola fijamente — Estás sola en esto.

Hikari estaba por contestarle hasta que escuchó la puerta abrirse y una voz preocupada detrás de ella.

— ¿Qué es es todo ese escándalo? Podía oírlos gritar desde la sala —Hikaru miró a Hikari en su posición con los puños cerrados y el ceño fruncido de Arthur en la silla donde tenía los brazos cruzados también. Ella en realidad esperaba que ellos hablaran, también estaba molesta por que Hikari fuera capaz de ocultarle algo como eso durante tanto tiempo, ella se había enterado apenas hacía unos días y por terceras personas, ni siquiera por su hija, ahora resultaba que tenían más de un año viviendo juntas, pero no podía culparla, sin embargo, sabía que Arthur sí.

Hikari se dio la vuelta y caminó a la puerta contestándole —Yo estaba por retirarme —Salió dejándolos solos.

Hikaru miró enojada a Arthur y le dijo — No tenías que ser tan rudo con ella — Era la primera vez que le decía algo así a su esposo y no se arrepentía, odiaba la situación conflictiva que tenía su familia ahora, pero no podía culpar a Karen, no cuando sabía que hacía tan feliz a su hija. Eran esos dos el problema.

Hikari llegó a su habitación y se dejó caer en la cama, estaba verdaderamente frustrada, no sabía qué hacer, ella estaba en Inglaterra, en ese momento tenía dinero gracias a la obra, pero no estaba en Japón para hacerse cargo y Karen había perdido su audición esa tarde que ella tenía que viajar, por lo cual, si él no pagaba el siguiente mes posiblemente le empezarían a dar ultimátums a Karen y ahora sí se le haría más difícil llevar las deudas. Sentía que tenía que hablarlo con Karen, pero recordó que ella estaba molesta y solo pudo soltar un suspiro, tenía que resolver eso pronto o terminaría perdiéndola.

Tomando su teléfono exaltada aún decidió escribirle, tenía que hablar con ella de todo eso y de lo que la agobiaba.

En mensajería:

Hikari: Buenas noches ¿Cómo está todo por allá?

La pelinegra se sentía tonta escribiéndole eso, pero no sabía cómo iniciar esa conversación.

Karen: Hola, bien.

Karen se sentía mal respondiéndole de esa forma, pero estaba convencida de que tenía que seguir con ese método que había estado sosteniendo.

Hikari aún frustrada, molesta e irritable por la discusión con su padre sintió su enojo resurgir y le mando.

Hikari: ¡¿Qué te pasa, Karen?! ¡Con el poco tiempo libre que tengo, trato de tener tiempo para ti! ¿Pero tú no puedes hacer lo mismo por mi?

Para Karen, Hikari acababa de echar sal en la herida, ¿Cómo iba a decirle eso cuando era justamente lo último que había hecho esos días y lo que la tenía tan enojada?

Karen: ¿De qué tiempo estás hablando? ¡Si tú me das tiempo entonces deberías estar contenta de que te dé la misma cantidad! ¡Ni siquiera me escribes! ¡No recuerdo cuando fue la última vez que me llamaste!

Karen acababa de encender una cerilla sobre un barril de pólvora, la pelinegra cegada por su enojo, escribió.

Hikari: ¡Porque he estado trabajando! ¡Cuando tú solo estás perdiendo el tiempo!

Karen aún más herida por sus palabras le mandó.

Karen: ¡No hables como si fueras la persona más ocupada del planeta! , Te recuerdo que también soy actriz y sé como son los ensayos, ¡He estado en muchas obras y jamás te he dejado de lado como lo estás haciendo!

Hikari: ¡No trates de culparme cuando es tu culpa! ¡Tendríamos más tiempo si no fueras una cobarde incapaz de enfrentar a mi padre por tu miedo absurdo!

Cuando Hikari leyó lo que había escrito palideció, no importaba si lo borraba, era muy tarde, Karen ya lo había leído, sin saber que hacer o decir solo pudo enviar:

Hikari: Perdóname, me dejé llevar, Karen, lo siento.

La castaña se sintió lastimada y solo pudo dejar el teléfono de lado, no quería volver a hablar con Hikari en un tiempo.

Los días continuaron pasando, Hikari estaba lo suficiente arrepentida como para seguir pidiéndole disculpas a Karen, y ella tan herida como para ignorarla, Hikari no sabía que hacer, estaba totalmente arrepentida y triste por haber sido una idiota con Karen, la castaña tenía tres días sin querer saber nada de ella, Hikari le escribía, la llamaba, trataba por todos los medios y Karen simplemente no contestaba.

Ya en un punto de desesperación decidió buscar consejos de alguien que le parecía muy buena en ese asunto, y solo pudo pensar en Maya, principalmente porque era la única persona con la que podía sentir confianza para hablarle de algo así.

Tomando su teléfono procedió a escribirle, ni siquiera sabía cómo iniciar esa conversación y peor tratandose de Tendo-san.

En mensajería:

Hikari: Buenas noches.

Maya que se encontraba sentada en el sofá mirando televisión junto a una Claudine distraída jugando con su gato, tomó su teléfono una vez lo escuchó vibrar y al leer el nombre de quien le escribió se acomodó un poco inquieta, ciertamente hablaba a menudo con Hikari, internamente la consideraba una amiga bastante cercana, pero tenía desde que ella viajó sin hablarle, Maya supuso que había estado ocupada así que prefirió no decirle nada, nunca había sido el tipo de persona que necesitaba que le hablasen a diario. Claudine a su lado notó su comportamiento al verla agarrar su celular.

Maya: Buen día para ti, Kagura-san ¿Pasó algo?

Hikari: No ¿Pero sabes algo de Karen?

Maya: ¿Qué pasó?

Hikari: No me ha hablado en tres días.

Maya: ¿Porque?

Hikari: Le dije cosas malas.

Claudine ahora estaba sentada junto a Maya "jugando con el gato" o eso quería hacerle creer, la castaña estaba tan concentrada en el teléfono que ella podía sentarse a leer los mensajes desde cierta distancia sin problemas y justo en ese momento se preguntaba a sí misma como podía ser eso una conversación normal entre ellas, parecía un interrogatorio.

Maya: ¿Qué tipo de cosas malas?

La castaña estaba tratando de hacer su mejor esfuerzo por averiguar que pasó, sentía que Hikari no estaba siendo honesta, aunque ella ciertamente ya había escuchado de parte de Kaoruko sobre esa situación, Karen le contó a Futaba y Futaba a Kaoruko, y así llegó a ella, igual necesitaba saber la versión de Hikari.

Hikari: Utilicé uno de sus miedos para ganar una discusión... Estaba muy enojada y ella ya no quiere saber de mí aunque le pedí perdón muchas veces.

Maya: Creo que lo mejor es darle algo de tiempo, trata de concentrar tu energía en esa obra en la que estás participando, todo se resolverá cuando vuelvas.

Hikari: No quiero que ella esté triste por mi culpa, tomaré el primer vuelo a Tokio mañana si es necesario, pero no quiero que esté así, no puedo pensar bien si creo que la he hecho tener un sentimiento de pérdida una vez más.

Claudine le dio un ligero empujón a Maya y le dijo

—No puedes permitir que eso pase.

La castaña asintió pasando por alto que Claudine estaba leyendo sus mensajes.

Maya: No está triste, incluso ayer estábamos en un bar con ella, bailó con algunos chicos tranquilamente.

Claudine palmeó su frente soltando un suspiro, si estaba tratando de hacer sonar a Karen como alegre acababa de fallar, todas sabían lo celosa qué podía ser Hikari.

Hikari: ¿Quiénes eran?

Maya: Escribí mal, disculpa.

La sonrisa en el rostro de Maya le dejó claro a Claudine que solo jugaba un poco con Hikari.

Maya: Quise decir chicas, estaba con Futaba que vino de paso y con Nana.

En realidad no habían visto a Karen en esos tres días, y Futaba tampoco es que estuviera en la ciudad, fue el primer nombre que pensó, Maya sintió que mentir no era algo malo cuando estaba evitando que su amiga que estaba en Londres tomara un vuelo a Tokio al día siguiente dejando su carrera tirada en la basura, solo por una discusión de pareja.

La pelinegra por su parte estaba tranquilizado sus celos, no le gustaba compartir a Karen.

Hikari: Entonces ¿Qué debería hacer?

Maya: ¿Qué quieres hacer?

Hikari: No sé

Realmente no sé

Que hacer...

Para ese punto de la conversación la castaña se había levantado del sofá porque sentía que ya era una conversación más personal y no quería sufrir de espionaje francés, Claudine por su parte estaba bastante intrigada sentada en el sofá escribiéndole a Futaba.

Maya: Está bien, entiendo que hay veces en las que uno simplemente no sabe cómo actuar, pero por ahora creo que deberías quedarte en Inglaterra y terminar tu obra, sé que Karen es mucho para ti, pero no puedes cerrarte a que lo es todo, además, ella estará bien, nos tiene a nosotras, estoy segura de que cuando vuelvas estará esperándote con los brazos abiertos, hasta se habrá olvidado del problema.

Hikari: Muchísimas gracias, Tendo-san, he estado tan ocupada últimamente que no he podido escribirle a nadie.

Maya: No te preocupes. Por cierto ¿Has visto la nueva puesta en escena que hay en Londres? Leí en alguna parte que estaban interpretando Drácula, pero una versión moderna.

Maya se dijo a sí misma que distraer a Hikari era un buen plan, no quería que ella se estuviera martillando la cabeza por algo como eso mucho.

Hikari: Ah, sí. Planeo ir pronto a verla. El casting parece muy prometedor.

Maya: Pensé en eso al ver el nombre de una de las mejores actrices de Londres en él.

Hikari miró su reloj, dándose cuenta que se le estaba haciendo tarde. Tomando sus cosas comenzó a alistarse, antes de entrar al baño le escribió a Maya.

Hikari: Tengo que retirarme, hablamos después, Tendo-san.

Maya se detuvo en su caminar de vuelta al sofá al recibir una notificación, leyendo la despedida de Hikari le respondió:

Maya: Cuídate, Kagura-san, suerte en tu viaje y en los ensayos.

La castaña al ver el estado de desconexión de la pelinegra guardó su teléfono en su bolsillo y procedió a sentarse tratando de hacerse la ciega ante una Claudine que la miraba expectante.

—¿Y bien? ¿No me vas a decir que pasó? —La rubia se quejaba exageradamente curiosa sobre ello, estaba intrigada, acercándose más a Maya en el sofá insistió —Habla, Tendo Maya.

La aludida no tuvo reparos en reírse un poco antes de jugar —No creo que sea de buena educación entrometerse en las conversaciones de los demás.

La rubia le quito la mirada y dijo ruborizada — Me preocupa Karen.

Mirando el rostro ruborizado, molesto y preocupado de Claudine soltó —También me preocupa Aijo-san. Pero estarán bien. Solo fue una discusión de pareja.

Claudine tomó su teléfono y le escribió a Futaba inmediatamente, contándole que definitivamente era solo una situación manejable, Futaba entonces le escribió a Mahiru y de esa manera, una semana después, una vez libero su agenda, tan temprano como lo es al amanecer, había una Mahiru tocando la puerta de la castaña.

Karen sentada frente al televisor sin dormir mirando anime, ni siquiera se quiso levantar a abrir, estaba sorprendida de que alguien estuviera tocando su puerta tan temprano, pero sus ganas de permanecer en su sofá eran más grandes. De pronto escuchó dos voces en su puerta llamando desde afuera, reconoció a Nana y Mahiru inmediatamente, con un suspiro le subió el volumen al televisor, entonces su teléfono comenzó a sonar repetidas veces, y Anne corrió a la puerta a ladrar y chillar. Moviendo la cola de un lado a otro, reconocía a las chicas.

Nana miraba la puerta y a Mahiru con duda, el hecho de que Karen tuviera el descaro de subirle al televisor solo la hizo preguntarse que tan mal estaba. Mahiru de pronto buscó en su bolso y sacando una llave abrió la puerta, Nana no quería hacer preguntas, pero lo que le sorprendió más fue que Karen lo tomase como si nada.

La castaña ni siquiera se inmutó, solo le bajó un poco al televisor.

Anne saltaba de un lado a otro tratando de saludarlas, Mahiru se detuvo a acariciarla en saludo mientras Nana se acercaba por detrás del sofá, para encontrarse una Karen envuelta en sábanas acostada en él. Ni siquiera había soltado una sola palabra, tampoco intentó mirarla. La rubia sintió un escalofrío repentino al oír a Karen preguntar con un tono de voz muy frío y poco escuchado de su parte.

—¿Cómo entraron? ¿Y qué quieren?

Esta vez fue Mahiru quién se acercó al sofá y sentándose encima del brazo del mismo le respondió —Hikari-chan me dió su llave antes de irse, por alguna emergencia.

Nana asintió comprendiendo, entonces le dijo a Karen —¿Por qué no fuiste a abrir? ¿Qué es todo este desastre? Karen-chan, ¿Qué pasó?

La peli-azul vio a Anne echarse a los pies del sofá junto a Karen, también parecía preocupada. Mahiru entonces se hizo espacio en el sofá colocándose los pies de Karen encima. Nana fue más directa y la hizo moverse un poco para sentarse, sin entender cómo, Karen estaba ahora recostada sobre su regazo envuelta aún en sábanas.

Karen viendo la situación en la que se encontraba solo pudo suspirar y acomodarse en el regazo de Nana, mirando aún a la TV le respondió —Estoy bien. Solo enojada con Hikari-chan.

Nana acariciando su cabello interrogó —¿Qué pasó para que estés tan molesta con ella?

Sin moverse soltó —Es por esa situación que te conté aquella vez, traté de hablar con ella y fue muy cruel conmigo —Su voz se había quebrado un poco, pero se recompuso al sentir los dedos de Nana en su pelo. La rubia se preguntó si solo estaba usando su conocimiento en la actuación para no llorar.

Mahiru que hasta el momento había estado en silencio interrumpió —¿Qué situación? ¿Cómo que cruel? ¿Qué está pasando?

Nana al oírla volteó a mirar a Karen, y la castaña a ella, entonces la rubia le hizo señas y Karen asintió, antes de comenzar a hablar, procediendo a contarle lo que había pasado en esos días, al terminar el relato, Mahiru estaba mirando el televisor fijamente sin decir nada. Cosa que asustó un poco a Karen y a Nana.

Una vez, analizada la situación, se dispuso a hablar —Creo que, en realidad, es solo una pelea de pareja, cuando se está enojado se dicen cosas que uno no quiere decir.

Nana asintió al escucharla y añadió —Karen-chan, ella estaba enojada, solo era eso, no quería decirte esas cosas, y posiblemente esté arrepentida, no la estoy justificando, pero te estoy pidiendo que te pongas en sus zapatos, si estuviera hablando con Hikari-chan, sabes que le diría exactamente lo mismo.

Mahiru interrumpió —Es solo un problema de falta de comunicación. Hikari-chan se equivocó y comportó como una tonta y tú como otra tonta, diría que lo correcto es esperar a que ella regrese y hablar las cosas bien.

Nana asintió, viendo el desastre de Karen y el desastre del departamento, le dijo —Te ves lamentable, ¿Tienes una semana encerrada aquí?, Ninguna de las chicas te ha visto en ese tiempo— La castaña solo asintió. Nana entonces le hizo señas a Mahiru, poniéndose de acuerdo empujaron a Karen del sofá, haciéndola caer sobre la alfombra, cayendo casi sobre Anne, la cual pegó un saltó.

Mahiru se levantó del sofá y le dijo —Mi trabajo empieza a las diez de la mañana, así que para cuando me vaya, ¡Quiero que este lugar esté reluciente!

Nana comenzó a reír al ver a Karen levantarse corriendo a limpiar, no entendía el poder de Mahiru, pero le agradaba que funcionase en una situación así. Parecía sacado de una comedia como estaba recogiendo todo mientras Mahiru le señalaba las cosas que no estaban en su lugar.

Pasaron el resto de la mañana así, las tres limpiando el departamento de Karen, una vez Mahiru se fue, Nana decidió salir con Karen y Anne a un parque, aprovechando también para llevar a Mahiru a su trabajo. Nana estaba un poco aliviada de saber que esta vez no había sentimiento de soledad o pérdida, solo un poco de enojo, sentía que incluso Karen estaba segura de que Hikari volvería.

Unos dos días continuaron a ese, y en Japón se encontraba una chica castaña jugando con su perrita y una pelota en su departamento, hasta que el sonido de su teléfono la interrumpió, conociendo de quién se trataba, tomó el mismo y leyó el mensaje.

En mensajería

Hikari: Ya ha terminado la obra, volveré pronto a Tokio.

Karen se sintió muy contenta y aliviada por lo que decía, sin embargo, prefirió no responder, no iba a ceder tan fácilmente.

En cambio. En Inglaterra, estaba cierta pelinegra sentada en una banca, que habitaba en el patio de su casa, mirando las estrellas, al no recibir respuesta de parte de Karen, solo pudo suspirar y continuar mirando el cielo, repentinamente, escuchó unos pasos detrás suyo, pero conocía también al dueño de los mismos, era la única persona que firmaba tanto el talón al caminar en esa casa. Se sorprendió puesto que eran las cinco y treinta de la mañana, ella había llegado ahí porque no había logrado concebir el sueño, y necesitaba despejar su mente.

No necesitó hablar, él tampoco lo hizo, solo se sentó en silencio junto a ella a mirar el cielo. Hasta la calma se vio interrumpida por la voz de aquel hombre.

—¿Es así como están las cosas? — Arthur tenía días viéndola triste, Hikari no parecía concentrarse en absolutamente nada, se veía muy distraída, no comía, llegaba a casa a dormir, hablaba muchísimo menos de lo que acostumbraba, y eso era casi nada, además del hecho de que estuviera mirando el cielo tan temprano, solo podía significar que algo malo había sucedido, deducía que se podría tratar de la chica castaña, y aunque quisiera poder mantener su determinación sobre tal asunto, ver a su hija así, no se lo permitía.

La pelinegra asintió sonrojándose, se sentía descubierta ante su padre, solo se le ocurrió susurrar — Es bueno no vivir en la ciudad, desde aquí se pueden ver las estrellas.

Asintiendo, se recostó en la banca a mirar el cielo —Realmente te gustan las estrellas —Mirando el gancho con forma de estrella que ella tenía en manos le dijo —¿Desde hace cuanto tienes eso? ¿Desde que tienes seis años?

Hikari asintió ruborizándose un poco avergonzada, y susurró —Me lo dió Karen antes de venir a Londres.

Su padre asintió antes de preguntarle —¿Se conocen desde entonces? Comprendo ¿Pasó algo con ella?

Hikari miró en otra dirección —¿Por qué de pronto preguntas eso?

Arthur se encogió de hombros —Te ves terrible últimamente, no te confundas, no he cambiado mi parecer acerca de ella. Solo me preocupa un poco verte así, bueno, a tu madre principalmente.

La pelinegra sonrió mientras asentí a —Así que ella te mandó.

Su padre soltó una risa y le dijo relajándose —Si volteas disimuladamente podrás verla, desde la ventana de la habitación, en el segundo piso mirándonos.

La aludida comenzó a reírse sabía que no había necesidad de voltear, seguramente ella estaba ahí, pero agradecía que fuera su padre quien le estuviera hablando y no su madre, confiaba más en él, mirando sus manos suspiró —Supongamos que hipotéticamente dije algo muy malo, y ella no quiere saber de mí ¿Qué debería hacer?

La risa proveniente de Arthur hizo a Hikari fruncir el ceño, hasta que el dijo —Diría que hipotéticamente saliste a mí, solía tomar malas decisiones cuando se trataba de tu madre.

— Pero terminaste casándote con ella.

— Porque sé pedirle disculpas.

— Diría que porque ella sabe perdonar.

— Estarías en lo correcto.

Hikari alzó su mirada al cielo nuevamente, el cual ahora se veía mucho más claro y soltó —No voy a volver, no tengo nada que hacer en Tokio ya.

La miró serio y le dijo — Te apoyaré en lo que elijas, pero, piénsalo bien y no tomes decisiones precipitadas — Quitándole la mirada agregó —Tampoco sabes si estás tomando una decisión aquí y ella está esperándote allá. Esa chica parece de la que no sé rinde tan fácilmente —Lo decía porque lo había comprobado por sí mismo.

La pelinegra volvió a mirar su gancho para el cabello con forma de estrella y lo apretó entre sus manos, recordando su promesa, recordando los años que estuvo lejos de Karen y todo el tiempo que ella la estuvo esperando, recordó también como la buscó después de haberse confinado en la torre, recordó a Karen y tomando una decisión, entonces, susurró —Mañana me iré — En su mente añadió "Karen me está esperando y yo le hice una promesa".

Su padre se acomodó en la banca acariciándole el cabello como si fuera una niña —Creciste muy rápido.

La aludida le soltó con el ceño fruncido— Envejeciste demasiado rápido.

Riendo su padre le dijo —¿Ya te dicen señora los niños del parque?

Hikari hizo un puchero en respuesta. Extrañaba tener momentos así con su padre, cuando era más joven casi no se veían, entonces disfrutaban bromeando entre sí cuando tenían tiempo, tenían una buena relación padre e hija, hasta que sucedió eso con Karen, le relajaba saber que las cosas podían ser igual en algún momento. Arthur por su parte tampoco estaba molesto por eso, estaba igual de contento de poder hablar con ella una vez más.

Permanecieron ahí, bromeando entre sí, él molestándola por su japonés mezclado con inglés y ella por su pelo con canas. Cuando se dieron cuenta, el sol apareció lentamente en el cielo, y su madre salió con una bandeja y tres tazas de té, solía enviar a alguien más a hacerlo, pero ese momento ameritaba que fuese ella quien lo hiciese. Hikari sonrió para sí misma pensando en que extrañaba tener momentos así, y hubiera agradecido que Karen hubiera estado ahí con Anne, habría estado la familia completa.

El resto de ese día pasó con tranquilidad, Hikari estaba arreglando sus maletas mientras su madre cocinaba, solía no hacerlo por sí misma, pero consideraba ese día, un día especial.

La pelinegra estaba en su habitación ordenando todo mientras pensaba en que el tiempo que vivió en ese lugar siempre había sido limitado, una vez entró a la Academia en Inglaterra se mudó a las partes centrales de Londres y desde ahí, luego viajó a Japón, donde se quedó.

Ese lugar parecía muy nostálgico, recordaba haberse sentado alguna que otra vez a mirar por esa ventana la lluvia cuando no podía salir al patio a jugar, su padre jugando con ella los días que tenía libre, también los primeros días en Inglaterra cuando tuvo que aprender inglés y le parecía demasiado complicado, las conversaciones con su madre, su padre dándole su beso de buenas noches en la frente, tenía años sin uno de esos, cuando estaba en Inglaterra extrañaba a Karen, pero en Japón, se sentía tan lejos de sus padres que de cierta forma, le hacían falta.

Una vez terminó de empacar su ropa y el resto de sus cosas, se sentó un rato frente a su computador a mirar lo primero que le apareciese en las redes sociales, técnicamente, perdía tiempo, hasta que oyó como alguien tocaba su puerta para luego pasar sin permiso.

— ¿Ya terminaste? —Después de una pausa añadió —Es algo complicado verte ir y venir —Su madre la miraba con una sonrisa que a Hikari solo le dejaba claro que estaba algo triste.

—No planeo irme para siempre... —No sabía que responder, incluso para ella era nostálgico, pero no tenía planes de demostrarlo.

—Asegúrate de que cuando vuelvas, ella venga contigo — Hikaru señaló el pin de su cabello, cosa que hizo a Hikari sonrojar un poco avergonzada, y asentir.

—Trataré de que así sea — Su teléfono vibró en su bolsillo irrumpiendo el momento, al sacarlo leyó una notificación de Futaba la cual le había enviado un audio, al colocar la nota de voz olvidó que recientemente tenía su bocina de Bluetooth, de bolsillo, conectada al teléfono, para escuchar música, lo cual hizo sonar el audio en alto donde decía:

"¡Hey! Hikari, ¿Cómo has estado? Desde que viajaste no hemos sabido de ti, he estado haciéndole algunos cambios a la moto y me encantaría mostrárselos a Karen y a ti cuando vuelvas." Repentinamente de fondo se pudo escuchar a Kaoruko decir "Dile que no se olvide de mis ofrendas, digo, recuerdos" y una reprimenda de parte de Futaba hacia ella, mientras cortaba la nota de voz.

Chocando la palma de su mano izquierda contra su rostro suspiró, había olvidado por completo los recuerdos, la última vez que viajó con Karen no pudo llevarles nada porque toda la situación no se lo permitió, pero esta vez no tenía excusa, sin embargo, lo había olvidado.

Su madre, deduciendo el problema le dijo —No le respondiste, y conozco de una tienda cerca, es muy buena, tienen tantas cosas genéricas que hacen a cualquier extranjero sentir que realmente es un recuerdo —Mientras hablaba pensaba en la cantidad de llaveros con el nombre de Londres o formas de lugares turísticos de Reino Unido.

Hikari asintió y volvió a sacar su teléfono mandándole un mensaje a Futaba diciéndole que estaba bien y que volvería esa madrugada, su madre la vió volver guardar su teléfono haciéndole señas de que saldrían, a la vez que se iba de la habitación.

Salieron en un auto después de unos minutos, Hikari conducía, su padre le había enseñado a manejar cuando era más joven, pero no se atrevía a manejar un carro en una ciudad tan repleta como lo es Tokio, Londres por suerte, era menos caótico en cuanto a eso.

Su madre guiaba diciéndole que calles tomar, iba en el asiento del copiloto, y aunque su padre le insistió a Hikaru que llevaran un chofer, ambas se negaron, de alguna forma, era un viaje más personal, madre e hija.

— Entonces ¿Cómo está Karen? — No quería estar con rodeos, sabía que posiblemente algo había sucedido y no había tenido tiempo de hablar con Arthur sobre la charla que tuvo esa mañana con su hija, por lo que, prefería preguntar "inocentemente" por su nuera.

Hikari nunca quitó sus ojos del camino y solo le respondió —Ella está bien.

Hikaru asintió y mirándola le dijo —¿Cómo estás tú?

La aludida presionó el volante en sus manos algo nerviosa mientras buscaba en su cabeza una forma de decirle algo y que fuese creíble —Bien ¿Estamos cerca?

Su madre miró nuevamente a la calle y le dijo —Aún falta un poco —Entendiendo que Hikari no cedería supo que tendría que preguntarle a Arthur más tarde.

Cuando llegaron al local, buscaron un lugar para estacionar el auto, una vez hecho entraron a la tienda, compraron nueve llaveros y adornos con el nombre de Londres y la bandera de Inglaterra y Reino Unido, en medio de sus búsquedas Hikari vio una canasta llena de pelotas, con banderas de Inglaterra, y tomó cuatro por lo que su madre mirándola curiosa le interrogó.

—¿Para quién es eso? Es muy raro regalar pelotas.

Hikari miró las pelotas buscando una excusa, pensando que seguramente si le decía que tenía un perro se molestaría porque se lo cuente hasta ahora —Son para el perro de Karen —No estaba tan lejos de la realidad, aunque esperaba que su madre no se pusiera a hacer deducciones, y pensara que dicho animal vivía con los padres de la castaña, para su fortuna, Hikaru solo asintió y continuó mirando la tienda.

Cuando se dio vuelta se encontró con algo que la dejó un poco fría de la sorpresa, en una cajita sobre la estantería frente a ella se encontraban muchos peluches de jirafas, en respuesta solo pudo parpadear perpleja. Posiblemente un peluche de jirafa sea común, asumiendo que junto a ese habían miles de otros animales, pero ella lo estaba relacionando a su época en el teatro subterráneo, y las revues. Sin saber muy bien que hacer, tomó uno de los peluches y lo añadió a su cesta de compra, seguro Anne disfrutaría más morder a ese animal que a sus peluches de , y ella disfrutaría viéndola.

En Tokio, a las once de la noche estaba una castaña vuelta un caos en su sofá, no tenía idea a la hora que llegaría Hikari, pero estaba en una situación de no saber como sentirse, claro, estaba feliz, pero no sabía sí continuar molesta, era, después de todo su Hikari, la había estado extrañando, se moría de ganas de abrazarla, besarla, decirle que la amaba, estaba ansiosa, lo descubrió en el momento en que revisaba su teléfono cada dos segundos.

Creía que Futaba conseguiría más información por ella, sin embargo, solo fue capaz de decirle que regresaría de madrugada, no podía ir a sentarse en el aeropuerto toda la madrugada, ¿O si? Claro que podía, pero no sabía si Hikari hablaba de madrugada en Londres o en Tokio.

Enterrando su rostro entre sus manos se planteó estar todo el día en el aeropuerto.

Tomando sus cosas se dirigió a casa de Mahiru, seguro que Moriarty era capaz de ayudar a sus habilidades de detective a conseguir llegar al momento indicado.

En Londres madre e hija estaban en casa nuevamente, volvieron pronto porque Hikari se sintió bastante cansada mientras estaban en la ciudad, por lo que fue mejor volver, una vez llegó a casa decidió tomar una siesta y dormir un par de horas.

Mientras tanto en Japón se encontraba cierta chica viendo a Karen en su puerta con sorpresa, entonces invitándolo a pasar le preguntó

—¿Qué haces aquí?

Karen la miró con una sonrisa y animada le soltó —Estoy buscando a Mahiru-chan.

Frunciendo el ceño la acompañó hasta el sofá invitándola a sentarse —Aijo-san, son las dos de la mañana, me acabas de despertar, y Mahiru está durmiendo.

Asintiendo le dijo —Es algo de extrema urgencia, por favor, Suzu-chan—Se sentía algo culpable, hubiese llegado antes si no hubiera elegido caminar hasta ahí, y comprar algo de comer de camino. Ciertamente la chica más alta se veía adormilada aún.

Caminando a pasos pesados se dirigió a la habitación de Mahiru, dormían en habitaciones separadas, o bueno, algunas veces, porque usualmente terminaban durmiendo juntas, aunque no fueran una pareja en sí. Al entrar la vió acostada plácidamente dormida y sin poder evitarlo sintió deseos de besarla, pero se resistió a sus impulsos besando solo su frente y susurrándole —Mahiru, despierta, alguien ha venido a buscarte.

La aludida se movió entre sueños, abriendo sus ojos ante la insistencia de la voz de Suzu, por más que susurrase. La miró con una sonrisa aturdida y le estiró los brazos —Suzu-chan, ven a dormir conmigo.

Sin hacerse de rogar se metió en la cama junto a Mahiru y la abrazo, acomodándose le dijo —Venía a decirte que Aijo-san está afuera, pero no importa.

Mahiru se sentó de golpe en la cama y le preguntó rápidamente —¿Está sola? ¿Pasó algo?

Viéndola sentarse le dijo —Mencionó algo de que era urgente, pero son las dos y treinta, dile que vuelva mañana...

La más baja sin escucharla se levantó y dirigió a la sala a pasos rápidos, Suzu suspiró al verla ir, levantándose de la cama yendo tras ella lentamente.

Mahiru llegó a la sala y encontró a Karen sentada en el sofá jugando con su teléfono, al verla corrió a abrazarla, sorprendiendo a la castaña que le devolvió el abrazo sin entender bien que sucedía.

—Karen-chan, ¿Estás bien? ¿Qué pasó?

Asintiendo le respondió acariciando su cabello en el abrazo —Estoy bien, solo que tengo una situación y necesito tu ayuda.

Suzu miraba la escena de brazos cruzados en el umbral del pasillo, siempre había sido un poco celosa de Karen y lo cariñosa de sus interacciones con Mahiru, pero no tenía derecho a decir nada.

Mahiru rompió el abrazo y tomando su rostro entre sus manos le preguntó preocupada —¿Qué es?

Sin darse cuenta la peli-verde tenía los puños cerrados, tal vez si estaba algo celosa.

—Hikari-chan vuelve, pero no sé exactamente a qué hora, pero le dijo a Futaba-chan que regresaría en la madrugada, pero no sé de qué madrugada habla, si la de Tokio o Londres.

Mahiru asintió pensando, Suzu le respondió —Si ella está en Londres, seguramente ya se adaptó al horario de allá, así que, lo más posible es que esté hablando de su madrugada, llegará en la noche ¿Podemos volver a dormir? — En realidad, no lo había pensado demasiado, solo lo dijo calculando la diferencia de horarios, solo quería seguir durmiendo, tenía que levantarse temprano.

Karen se levantó del sofá de un salto y corrió a abrazar a Suzu, la cual le devolvió el abrazo sorprendida, entonces escuchó de su parte —Muchísimas gracias, Suzu-chan.

Mahiru se acercó a ella una vez Suzu rompió el abrazo y Karen se apartó. Le dijo acariciándole el cabello —Deberías ir a dormir, necesitarás mucha energía para el día.

La castaña asintió aceptando que era cierto y siendo acompañada por ellas a la puerta salió, tomando camino a su departamento, una vez salió de su vista, Suzu cerró la puerta y abrazando a Mahiru por la espalda le dijo

—¿Todavía está la oferta de dormir contigo?

Negando con su cabeza le dijo aún entre los brazos de Suzu —No, echaste a Karen.

—Pero si tú fuiste quien le dijo que se fuera.

—Pero porque tu querías...

Riéndose Suzu besó su mejilla —Tenemos que levantarnos temprano, vamos a dormir...

—Solo hoy —Le respondió Mahiru caminando con ella abrazada hasta su habitación.

Hikari despertó y volteando miró el reloj que marcaba la una de la mañana, se levantó rápidamente y corrió a alistarse. En menos de una hora estaba ya de camino al aeropuerto en un carro junto a su padre, quien conducía, y su madre. Había insistido en que no había necesidad de que la llevasen al aeropuerto, pero su madre fue tan insistente que no tuvo más opciones que desistir, justo como lo hizo su padre.

Una vez en el aeropuerto y hecho el papeleo, lo cual demoró casi una hora, se sentó a esperar el tiempo restante mientras revisaba su teléfono, miraba el chat con Karen y fruncía el ceño molestándose internamente por haberle hablado así.

El tiempo pasó muy rápido en esa banca, de pronto escuchó como llamaban a abordar su avión, sus padres que estaban sentados junto a ella conversando se levantaron, su madre la abrazó.

—Cuídate, me avisas cuando llegas, cuida a Karen, salúdame a tus amigas, espero que les gusten tus presentes — Aún en el abrazo se ciñó más a ella —Te voy a extrañar, mi niña...

Hikari sonrió ante el abrazo, se lo devolvió con el mismo cariño —Volveremos en unos meses, cuídate.

Su padre colocó una mano en la cabeza de Hikari y le dijo —Cuídate y suerte en el viaje. No olvides como volver.

Los iba a extrañar. Pero solo podía pensar en que en doce horas, se encontraría en Tokio al fin, lista para arreglar las cosas con Karen, para volver con ella a su hogar, con ese sentimiento en mente soltó —Regresaré, pero no vendré sola.

Su padre asintió con una sonrisa desafiante —Lo estaré esperando.

Después de un abrazo con su madre y uno con su padre, emprendió rumbo al avión, sería un largo viaje.

Una vez en el avión miró por la ventana mientras despegaba, y solo pudo pensar en lo que había extrañado Londres, pero no había punto de comparación con lo que había extrañado Tokio ahora, mirando en su teléfono vió una foto de Karen y con una sonrisa en su rostro solo pudo pensar "Espero no haberte hecho esperar mucho, por nuestra promesa..."

El tiempo pasó tan rápido para Karen en Tokio, en ese momento estaba sentada sola en el aeropuerto, eran las ocho de la noche y ciertamente, había llegado hasta ahí desde las seis, mirando toda la gente que pasaba, sabía por qué puerta del aeropuerto saldría Hikari, así que estaba ahí, esperando por si la veía saliendo, pero hasta el momento nada, incluso, ya se había hecho amiga del seguridad con el que había estado hablando, había estado muy aburrida.

Hikari estaba terminando de hacer el papeleo después de haber bajado del avión, sonrió para sí misma al ver tantas personas asiáticas, estaba en Tokio al fin. Una vez le dijeron que había terminado, miró alrededor con la esperanza de encontrarse a Karen, lo cual no sucedió, un poco decepcionada caminó a la salida.

Karen pudo distinguir a Hikari aún a metros de distancia y no sabía si correr y abrazarla o tratar de mantener la calma. Sin saberlo comenzó a lagrimear, el seguridad con el que había estado hablando la vio y se preocupó, lo cual aumentó al verla correr de pronto, dejando las cosas que cargaba junto a él en el suelo.

La pelinegra caminaba tranquilamente hacia la salida revisando su teléfono, hasta que sintió como alguien arremetía contra ella, por lo abrupta de la situación no supo reaccionar y solo cerró sus ojos, el agarre a su alrededor se hizo más fuerte y supo que se trataba de Karen por su aroma, por su forma y la fuerza de su agarre, además de su llanto que trataba de ahogar contra su abrigo. Sin poder resistirlo comenzó a llorar también mientras la abrazaba. La había extrañado.

Con una sonrisa le dijo mientras comenzaba a acariciar su cabello —Te extrañé también, mi Karen.

De pronto sintió como Karen, secando sus lágrimas se apartó de ella rompiendo el abrazo, y le dió una bofetada, lo cual la dejó sorprendida, pero sabía que se la merecía. Acariciando su mejilla la miró fijamente.

La castaña le dijo enojada —¡Eres una...! —No pudo terminar su oración porque la pelinegra tiró de ella en un abrazo, sorprendiéndola, al inicio hizo ademán de forcejear, pero en realidad, amaba estar entre sus brazos.

Abrazándola con más fuerza Hikari le susurró con voz rota —Karen, lo siento, no quise decir esas cosas, yo también te estuve extrañando, estuve comportándome como una idiota, lo lamento.

Karen la abrazó más fuerte y le susurró — Lo siento... —Alzando su mirada, ahora uniendo su río de chocolate con el cielo de Hikari, le confesó —Te extrañé. Hikari.

La pelinegra aprovechó el momento y la besó, no le importaba nada, si estaban en un aeropuerto, si a alguien le parecía inmoral, si el mundo se acababa, la había extrañado y necesitaba hacerle saber que la amaba, por lo que puso todo su amor en ese beso.

Karen sentía como Hikari le decía que la amaba sin palabras y envolvió sus brazos alrededor de su cuello tirando de ella por más cercanía.

Al separarse, Hikari le dijo —Deberíamos ir a casa.

Karen la tomó de la mano y le dijo tirando de ella hacia la salida —¡Bienvenida a casa!

 

Debo comenzar agradeciendo el haber leído esta historia, he aquí la segunda y última parte. Espero que el final les haya gustado. Sinceramente, comencé a escribir esto el catorce de noviembre del año pasado, y vaya que he estado mucho tiempo escribiéndola. En un inicio planee una comedia, pero la situación en la que se encontraban cambió toda la historia, reescribí una y otra vez hasta dar con un resultado que me convenciera y aquí está. Me dolió mucho mantenerlas separadas, principalmente porque ellas son mi dúo favorito.


También debo agradecer a Zero por leer y corregir toda esta historia. Gracias a ustedes, una vez más, por leerla y por esperar pacientes a la segunda parte... Además de continuar leyéndome después de haber desaparecido demasiado tiempo XD


PD: Disculpen las faltas ortográficas o gramaticales, a Zero y a mi se nos cruzan los cables a veces entre tantas letras y palabras >-<


¡Nos leemos pronto!


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