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  • Foto del escritorEri1305

Itinerario de ensueño

Decir que Claudine se había mantenido en contacto con el resto de sus compañeras sería un eufemismo que ni ella misma lograría tragarse. Habían pasado alrededor de 9 años desde que se graduó de la academia Seisho y volvió a su patria para lograr alcanzar la cumbre del estrellato probando nuevos aires y, aunque no le gustase admitirlo del todo, para poder compartir tiempo con sus padres.


Pero aun con eso, sabía que tampoco podía mantenerse al margen del país que le entrego las herramientas para lograr surgir, por ello volver cada 3 años sin quererlo se había vuelto una costumbre para ella.


El viaje en avión había sido placentero, poder recorrer distintos países en primera clase era de esos gustos que podía darse gracias a su propio esfuerzo. El avión aterrizó sin inconvenientes, Claudine retiro su ligero equipaje y recorrió las instalaciones a la espera de aquella persona que había quedado de recibirla.


- ¡Kuuuuro~!


La rubia rápidamente se detuvo en el acto y se giró para ver a su bajita amiga agitando el brazo derecho y corriendo donde ella.


- ¡Futaba! – Respondió con la misma emoción que la pelirroja.


Ambas se abrazaron con fraternidad, la amistad que habían forjado en sus años de escuela había logrado ser lo suficientemente sólida como para que ni la distancia ni los años lograsen romperla.


- Te había estado esperando – Futaba rápidamente tomó el equipaje de la más alta mientras le hacía gestos para que la acompañase – ven, tengo el auto aparcado fuera del aeropuerto.


El itinerario de Claudine en Tokio lo tenía definido desde hace ya algunos años, yendo primero a dejar su equipaje al hotel, probablemente dormir debido al jet-lag, en la madrugada posiblemente saldría con Futaba a desayunar a algún lujoso restaurant y en la noche asistir a la celebración con la generación del 99.


Esos serían los planes durante su pequeño descanso en Japón y por supuesto Claudine se encargaría de que nadie interfiriera con ellos.


◇◇◇


La rubia miro a la bajita pelirroja que se encontraba sentada a su lado, en el asiento del conductor. Ambas estaban al interior de un Mercedes-benz C-Class Coupe, más exactamente en el estacionamiento del Teatro Jardín Imperial, esperando que el reloj de muñeca de Futaba marcara las 21:54 para poder salir del vehículo.


- Recién vengo llegando de un vuelo de 9 horas, ¿tan necesario era que yo viniera? – Claudine pregunto un tanto exasperada debido al silencio dentro del coche.


No quería sonar enojada con su amiga, era solo que todo esto la sacaba un poco de los planes que tenía predestinados para lo que quedaba de día. Futaba ni siquiera le permitió ir a dejar las cosas a su hotel, al contrario de eso, termino cambiándose en el departamento de la más bajita para después ser arrastrada a aquel teatro donde tal parecía que actuaría la novia de esta.


- ¡Por supuesto! – respondió Futaba - ¡Es parte de tu bienvenida! – complemento animadamente mientras se acomodaba el gorro y el cubre-bocas negro que traía puesto a través del espejo retrovisor – ¿Me veo lo suficientemente de incógnito?


La rubia pensó un poco antes de fijar su vista en todo el conjunto oscuro que traía su amiga, Claudine podría asegurar que prácticamente se volvería invisible si las luces se apagaran levemente - No creo que logre verte desde el escenario incluso si forzara la vista, así que no te preocupes – con una sonrisa término de responderle mientras acomodaba su abrigo para cuando fuera hora de dejar el auto.


- No quiero que Kaoruko se ponga nerviosa al verme entre el público – dijo respirando pesadamente para liberar un poco de tensión – este es un protagónico que busco con mucho esfuerzo.


Claudine le dio unas leves palmaditas en la pierna para subirle el ánimo – Debes confiar en ella, su fuerte siempre ha sido lo tradicional y supuestamente la obra está enfocada en eso, ¿no? – pregunto un tanto insegura la rubia – Aunque aún tengo algunas dudas, ni siquiera me mostraste algún volante ni nada, solo sé que Kaoruko estará ahí...


- No quiero arruinarte la obra contándote de que va, lo mejor es que te sorprendas al verla.

- Si tú lo dices – una leve risa se escapó por sus labios al ver a su amiga nuevamente con mejor ánimo - ¿Hablaste con los guardias? No quiero pasar un momento bochornoso si no nos dejan entrar tas bastidores después de la obra.


- ¡C-Cierto...! – rápidamente saco su móvil y empezó a marcar a uno que otro contacto, cuando las llamadas terminaron Futaba se giró para los asientos traseros, sacando un gran ramo de rosas – Ya es hora de que nos pongamos en marcha.


El camino hasta la entrada fue silencioso, pero agradable. Al asomarse por una de las esquinas antes de divisar la entrada del gran teatro, Claudine pudo observar cómo se formaban las personas para poder ingresar, pero Futaba tenía su as bajo la manga.


- No te preocupes – le indicó después de ver el rostro de su amiga al pensar que quizás les tocaría hacer fila – tenemos pases vip.


- Como se esperaba de la novia de la actriz.


Sentir un poco de celos por la relación que ambas chicas mantenían era algo que la rubia intentaba dejar de lado, como le hubiera gustado a Claudine tener una relación así, pero la única persona que ocuparía ese lugar, al igual que ella, había dejado Japón hace un tiempo para ver nuevos escenarios.


Un suspiro escapó de sus labios, este no era momento para pensar en aquella molesta mujer.


Futaba echándole un ojo a su amiga logro distinguir su ánimo un tanto decaído, por ello antes de ingresar al gran auditorio la intento confortar - ¡Vamos, sube ese ánimo!


Probablemente la noche te tenga una que otra sorpresa divertida esperándote.


Claudine la miro y asintió, la más bajita tenía razón, no debía deprimirse por ese tipo de cosas, lo mejor era animarse y tomar en cuenta las palabras de su amiga - Estaré esperándolo entonces – le dijo más alegre mientras se dirigían a uno de los palcos para sentarse.


Ella definitivamente estaría esperando que la velada fuera tan buena como su amiga se la había descrito y que aquella sorpresa divertida le alegrara su nublada noche para hacerla ver estrellas.


◇◇◇


La habitación del hotel se sentía demasiado calurosa, pero las delicadas manos agarrando su cintura rápidamente distrajeron a Claudine de pensar sobre aquello. Bajo su vista, encontrando a la castaña dejando un camino de besos por su desnuda piel, desde sus pechos, recorriendo su abdomen, descendiendo por su cadera y llegando a sus muslos, los cuales besaba y mordía con delicadeza. La rubia lo sabía, Maya solo la estaba molestando.


- M-Maya... - gimió cuando la respiración pesada de la castaña golpeo contra su intimidad.


Recuerdos de cómo habían terminado en la habitación del hotel de Tendou Maya se le venían a la mente.


Los primeros minutos de la obra habían sido mejor de lo que esperaba, la actuación de Kaoruko realmente expresaba lo que interpretaba ante el público, ver lo tanto que había mejorado su antigua compañera le causaba un poco de nostalgia a Claudine y más aún viendo la expresión de emoción de Futaba, pero todo a su alrededor se detuvo cuando aquella voz invadió sus oídos, Claudine sabía que su mente no le estaba jugando una mala pasada, no había manera de que la estuviera confundiendo.


Ahí, junto a Kaoruko en el escenario se encontraba ella, su elegante y perfecta Tendou Maya.


- ¿Estás sorprendida? – pregunto Futaba con un toque de picardía a la pasmada rubia – Tendou hace algunos meses regresó a Tokio y obtuvo el protagónico, Kaoruko es su co-estrella, espero no te ponga celosa eso.


La francesa demoró un poco en volver en sí antes de responderle.


- ¿Ahhh? ¿C-Celosa? - balbuceo con indignación para poder esconder un poco su leve vergüenza - ¿No debería preguntar eso yo? – intentó contrarrestar a la pelirroja, para que esta vez fuera ella la que se sintiera avergonzada.


Pero no, todo resulto peor de lo que le hubiera gustado escuchar.


- P-Pues... solo un poco.


Claudine dudo ante las palabras de su amiga, ¿Futaba? ¿Celosa? Eso era prácticamente imposible.


- ¿L-Lo estás? ¿Por qué?


- Hay una parte... donde se besan.


- ¿¡S-SE BESAN!? – pregunto en tono elevado Claudine logrando captar la atención de algunos de los espectadores.


- Baja la voz, Kuro – la reto Futaba en un tono bajito mientras la golpeaba levemente con el codo para después seguir viendo a sus antiguas compañeras en el escenario como si nada.


Después de aquello los ojos de color carmín solo siguieron la silueta de la castaña parada en el gran escenario, casi sin percatarse como la obra había concluido e inclusive del momento en el cual el resto del publico comenzó a aplaudir y el telón se bajó.


No pasaron muchos minutos para que Claudine y Futaba se dirigieran tras bambalina, algunos de los asistentes lograron reconocerlas por ello no fue problema alguno el ingresar al camerino de las aclamadas protagonistas. Al abrir la puerta solo lograron divisar a la peli-azul sentada frente al tocador, secándose unas pequeñas gotas de sudor que recorrían su frente. Las visitantes saludaron, Futaba rápidamente se acercó donde su novia felicitándola y entregándole el bello conjunto de rosas.


Por otra parte, Claudine inspecciono con su vista el cuarto, no encontrando rastros de Tendou Maya.


Tampoco quiso interrumpir el momento, sabía que su amiga realmente estaba emocionada por la actuación de su novia por lo que opto por mantenerse al margen durante algunos minutos y solo dedicarse a observarlas con alegría, pero no fue hasta que sintió una mano sobre su hombro que su vista se giró y quedo frente a frente con la castaña.


- ¡Por fin volviste, Maya-han! – soltó alegremente Kaoruko – no hagas esperar a nuestra visita~


- Pero que agradable sorpresa tenemos por aquí – hablo la más alta cerca del oído de Claudine – traje algunas cosas para celebrar, por favor no te quedes ahí y acompáñanos.


La más baja de las protagonistas las invito a tomar asiento, mientras Maya dejaba unas cuantas bebidas sobre la mesa. Claudine tenía tanto que decirle a la castaña, pero todo el ambiente alegre la tenía embelesada. La plática era agradable, por un momento se sintió como si aún estuvieran en el patio de la academia tomando té y comiendo pasteles, nada más que la comida esta vez eran frutas y el té, champagne. Definitivamente hubiera sido un momento nostálgico si no fuera por aquella escena que aun con todo el alcohol no salía de su mente.


Entre tragos y tragos Claudine había terminado soltándose más de lo que podría haber esperado.


Maya era una persona distinguida y coqueta, su primera enemiga y su primer amor –acompañado del teatro- eso siempre lo había sabido, por ello tenía que aprender a separar los sentimientos.


Todo aquello era una actuación, no habían sentimiento entre ambas.

Pero entonces ¿Por qué el malestar dentro de su pecho?

¿Celos? Por supuesto que no.


Todos esos pensamientos murieron mientras cerraba sus ojos y movía su cuerpo al mismo ritmo que la mano de la más alta una y otra vez.


El ambiente que rodeaba la habitación olía a sudor, sexo y al característico perfume de Maya, Claudine definitivamente amaba esto. Se sentía tan excitada repitiendo el elegante nombre de la chica con sus labios. La humedad entre sus piernas rogaba por mayor atención y Maya estaba más que feliz de complacerla.


Ver como los dedos de la castaña se mantenía dentro de Claudine bombeando y haciendo ese lascivo sonido debido a su humedad era música para los oídos de Maya, definitivamente la hacía enloquecer. La mano solitaria de Maya que agarraba la pierna de Claudine rápidamente fue dirigida por una de las manos de la rubia atrayéndola a uno de sus senos para que esta los apretara, fue entonces cuando sintió que pronto llegaría a su límite.


- Ma chère - susurro Maya al oído de la rubia.


- Je t'aime, M-Maya...


- Ma Claudine...


- M-Ma Maa-aya - pronuncio con voz ahogada mientras se corría en la mano de la más alta.


Los espasmos de la francesa duraron algunos segundos, en la habitación solo resonaban sus respiraciones entrecortadas por lo cual Maya decidió darle castos besos a Claudine en su cabeza mientras esperaba que esta se repusiera.


Cuando pensaba que la rubia ya se encontraba agotada, está la tomó por sorpresa, estirándose levemente y atrayéndola hacia abajo para darle un beso. El beso fue un tanto descuidado y frenético, pero Maya supo aprovecharlo y saboreo las acciones descuidadas de la menor. Ella devolvió el beso con amor, pero luego la rubia se apartó de los labios de la más alta dejando un camino de besos hasta llegar al cuello de Maya el cual mordió. Quería marcarla, proclamar que aquella chica le pertenecía desde ahora.


Así cuando tuvieran la junta con la generación del 99, sabrían que la gran Tendou Maya era de ella.


Y así cuando Tendou Maya la viera al amanecer, volvería a rememorar lo que aquella noche vivió junto a ella.


- ¿Por qué fue eso? – le pregunto con duda mientras se sobaba un poco debido a la mordida que seguro dejaría marca.


- Es para recordarte – Respondió Claudine besando la mano de Maya que se encontraba cubriendo la herida - que yo soy la única que tiene permitido tocar tus labios – aparto la mano y siguió besando su cuello – y besar tu cuerpo.


- Saijou Claudine... - Maya estaba anonadada, conocía muchas de las facetas de la francesa, pero estaba casi segura de no haber presenciado jamás aquella - acaso... ¿estabas celosa?


- ¿A-AHHH? – titubeo ante la pregunta mientras sentía su cara levemente carmesí.


- Pero si tú siempre serás la única para mí – confesó mientras se acomodaba en la cama y abrazaba a la rubia - Ma Claudine, je t'aime~


- Realmente eres una mujer molesta – terminó por decirle mientras se acurrucaba entre los brazos de Maya.


Fue así como nuevamente, al igual que en todos años, su perfecto itinerario terminaba no consumándose a causa de la misma persona.

 

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