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  • Foto del escritorEri1305

Dulces sueños

El frio del lavabo donde ahora se estaba apoyando Claudine la ayudó a bajar un poco el calor de su cuerpo. Sus manos, un tanto adormecidas, poco cooperaban en su cometido de poder enjuagarse la boca con el agua que hace unos segundos empezó a correr.


No recordaba del todo lo que había pasado, solo sabía que debido al alcohol había terminado vomitando en el pasillo cayendo completamente dormida y que, de no ser por Maya, probablemente, y muy para su pesar, habría terminado amaneciendo rodeada de aquel pequeño charco de líquido que su propio cuerpo había expulsado.


- ¿Por qué eres tan buena conmigo, Tendou Maya? – Murmuro aun sintiendo como su cabeza daba algunas vueltas, a Claudine jamás le gusto verse desarreglada ante el resto de las personas, pero hoy, por primera vez se encontraba con sus peores fachas frente a la persona que le gustaba.


Polera vomitada, rostro completamente pálido y cabello desarreglado.


Maya solo la miro por del espejo, a la espera de que la rubia hiciera contacto con sus ojos color violeta.


- Es mi deber para con todas.


- No, es extraño... - Respondió Claudine mientras sacudía con lentitud su cabeza. No quería moverse mucho de su lugar, más aún después de haber bebido tanto.


- Vamos, no es necesario que pienses mucho las cosas en un momento así, ten – Indicó la castaña mientras le acercaba un vaso con agua, Claudine con sus manos temblorosas lo tomo, para por fin hacer gárgaras y alejar un poco aquel ácido sabor que invadía su boca, para proseguir con el enjuague bucal que también le había facilitado la purasangre - ¿Cómo te sientes ahora? – preguntó con gentileza, esa que siempre la derretía cuando se encontraban a solas.


Nuevamente Claudine fijo su vista en el reflejo de sí misma, viendo el deplorable estado en el que se encontraba.


- Un poco mejor... - Confesó algo abatida después de volver a recordar todo el alcohol que había bebido.


- Es bueno oír eso – Comentó Maya mientras se alejaba de la francesa. Claudine por un momento pensó que toda su amabilidad quedaría hasta ahí, pero para su sorpresa la más alta solo se había alejado de ella para ir por su cepillo de dientes.


La castaña no quería que Claudine se moviera de su lugar, temiendo que la más pequeña perdiera el equilibrio o que tropezase con sus propios pies – Cepillaras bien tus dientes y luego iremos a la cama.


Con una mirada embobada la rubia se quedó admirado a Maya, todos aquellos mimos eran más de lo que se merecía en ese momento, temía hacer algo de lo cual pudiera arrepentirse y más aún cuando sus sentidos parecían no reaccionar del todo bien por culpa del alcohol.


- ¿No estás enojada conmigo? – Arremetió la francesa mientras apartaba su mirada.


- ¿Por qué debería de estarlo? – Contrarresto la más alta mientras volvía a acercarse, poniéndole pasta dental al cepillo de Claudine.


- Por tener que cuidarme... - Dijo con la voz un tanto entrecortada, echándole la culpa al alcohol por esta extraña pena que repentinamente la invadió.


- Todos tenemos motivos por lo cual hacemos las cosas, obviamente yo no soy la excepción – respondió Maya regalándole una cálida sonrisa mientras le entregaba el cepillo de dientes a su dueña – aun así, sigues siendo la borracha más bonita que he visto en mi vida.


Claudine rio alegremente mientras intentaba dirigir el cepillo de dientes, con bastante dificultad, a su boca. Después de algunos cortos minutos, Maya tomó una de las toallas y limpio los pequeños rastros de pasta dental que seguían por el mentón de la rubia.


- Ahora sí, a la cama ma chérie – Dijo mientras volvía a tenderle la mano a Claudine, la aludida la agarro sin temor, dejando que la castaña la guiara hasta el dormitorio.


Maya le ayudó a sacarse la ropa que aun tenia leves rastros del líquido que la rubia había vomitado, quedando solo con su ropa interior negra. Tambaleándose se metió en la cama de Maya, esa cama con embriagante aroma.


- Ma Maya... - susurro Claudine mientras cerraba sus ojos y caía completamente dormida.

Un suspiro escapó de los labios de Maya mientras, al igual que Claudine, se acomodaba en su cama y jugaba con algunos de los dorados mechones de la rubia.


◇◇◇


Todas estaban expectantes mientras veían a Claudine terminar de beber el líquido del vaso de plástico, su cara sonrojada y un audible "Ahh~" salió de sus labios mientras volvía a mirar al resto de sus compañeras con un aire de superioridad.


- ¿¡QUÉ LES PARECIÓ ESO!? – Exclamo con risa mientras Karen, Kaoruko y Nana la animaban desde sus respectivos asientos en el living de la residencia.


Ya llevaban prácticamente 3 horas en la misma dinámica, todo había comenzado el día anterior, más específicamente, cuando supieron que la profesora encargada de la residencia no se encontraría el fin de semana ahí. Aquello había surgido como una simple propuesta por parte de Karen, quería que entre todas pasaran un grato momento sin tener que preocuparse del toque de queda impuesto por la profesora Sakuragi. Cada una había sido asignada para preparar distintos tipos de comida, con excepción de Kaoruko y Futaba, quienes serían las encargadas de traer algunos jugos y gaseosas.


Cuando ambas chicas regresaron, grande fue la sorpresa al percatarse que todo lo que había comprado las chicas de Kyoto era nada más y nada menos que alcohol.


Vodka, ron, y algunas cervezas, el repertorio sonaba demasiado variado para el gusto de todas.


- ¡M-Muy bien! ¡Siga-mos con e-esto!


- Quizás deberíamos ir con más calma, aun somos menores de edad...


- ¡Vamos Jun-jun, solo disfruta!


Los minutos pasaron y entre tragos y tragos el ambiente de la residencia empezó a ponerse cada vez más caluroso y relajado.


Maya desde su asiento y con su vaso en la mano observaba el comportamiento de sus compañeras, tal parecía que su resistencia al alcohol era bastante buena, aun cuando aquella era la primera vez que lo probaba. Unas incoherentes palabras en francés captaron su atención, dirigiendo la vista a donde la rubia que se encontraba, en este caso frente a ella, gritando incoherencias que probablemente nadie, aparte de ella, entendería.


Una, tres y cinco botellas.


Muchas fueron cayendo, Nana fue la primera en retirarse cuando encontró que Junna había bebido suficiente.


- Buenas noches chicas, no se acuesten muy tarde... – Dijo despidiéndose mientras cargaba a una sonrojada y adormilada Junna en brazos, desapareciendo del campo de visión de todas. Por otra parte, Karen, Mahiru y Hikari estaban completamente abatidas, apoyadas en una incómoda postura mientras dormían las tres sobre uno de los sofás.


Quedando al final solo ellas cuatro; Kaoruko, quien había ido al baño, Futaba, Claudine y Maya.


La castaña observo como Claudine seguía bebiendo de su vaso, como si de agua se tratase. Esta se encontraba discutiendo con la más bajita sobre un tema del cual no había prestado demasiada atención Maya. Con un último sorbo su vaso de plástico quedo vacío, la purasangre lo dejo sobre la mesita de centro para posteriormente acomodarse más en el sofá, cerrando sus ojos y suspirando con pereza, tenía algo de sueño debido a la hora, pero aun así no se retiraría de ahí hasta ver a la rubia en su cuarto.


El alcohol hace que las personas hagan estupideces, eso lo tenía claro Maya, por ello velaría por la rubia aun si esta amanecía debatiendo con Futaba.


Un leve peso sobre sus piernas la hizo volver a abrir sus ojos, viendo a una coqueta Kaoruko acercándose a su oído.


- Ayúdame con estas dos... - Le susurro la peli-azul con la intención de que ni Claudine ni Futaba lograsen escuchar – Tengo sueño, Futaba-han~ - terminó por decirle mientras la abrazaba desde el cuello, acomodando su barbilla en el hombro de la castaña.


Maya solo se quedó inmóvil, observando el rostro pasmado de las otras dos chicas que rápidamente se pusieron de pie, alejando a Kaoruko de la más alta.


- Lo siento, Tendou-han – Se disculpó mientras ahora abrazaba a la pequeña pelirroja – me confundí de persona, probablemente a causa del alcohol~


Ambas chicas se despidieron y partieron al dormitorio, dejando solo a una pasmada Claudine que la seguía mirando con asombro y enojo. Maya se puso de pie, su cometido ya estaba listo, ahora por fin podría irse a dormir, pero para su sorpresa la mano de Claudine la agarro, arrastrándola con fuerza al pasillo.


Aun con el rostro sonrojado y la mirada un tanto borrosa, Claudine acorralo a Maya contra la pared, bloqueándole el camino al dejar ambas manos a un lado de la castaña, a la altura de su cabeza. La francesa solo respiraba aceleradamente, probablemente armando oraciones mentales que sonaran lo suficientemente elocuentes.


Maya recordaba las palabras que con voz rasposa le había soltado Claudine.


- Yo soy tuya y tú eres completamente mía... - Sus rostros lentamente se juntaron, rompiendo la brecha que las separaba – y esta noche haré que eso no se te olvide... – complemento mientras besaba con torpeza a Maya, un beso descuidado, que ambas supieron disfrutar hasta que Claudine tuvo que alejarse debido a la falta de aire.


◇◇◇


- Solo duerme, ma belle Claudine – Dijo Maya mientras la abrazaba cálidamente y escuchaba la armoniosa respiración de la rubia dormida a su lado – te necesito bien para mañana – termino por decirle mientras depositaba un amoroso beso sobre la frente de la rubia.

 

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