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  • Foto del escritorEri1305

Desvió exprés

Las clases habían finalizado mucho más temprano de lo que acostumbraban, los docentes tenían programada una pequeña reunión en la tarde, por lo cual todo el alumnado fue despachado pasado el mediodía.

Maya y Claudine habían decidido irse por separado del resto de las habitantes de la residencia femenina, ambas caminaban a paso lento por las poco concurridas calles, observando como todo su paisaje alrededor estaba cubierto de blanco producto de los constantes nevazones que se habían producido en la capital.

Las dos chicas se mantenían en silencio, aprovechando la compañía mutua sin emitir palabra alguna, esto hasta que Maya se detuvo en su caminar.

— ¿Te gustaría pasar a alguna otra parte antes de volver a la residencia, Claudine? – Pregunto mientras dejaba pequeños rastros de vapor debido al frío.

La rubia, pensativa, se mantuvo en su lugar, con las manos aun dentro de su largo abrigo color beige — A alguna otra parte – soltó en voz alta sin llegar a una respuesta en concreto – ¿Quizás?

Ella tampoco estaba del todo segura de aquello, el día definitivamente no acompañaba del todo como para poder tener alguna salida provechosa, pero quizás podía tomar ventaja de aquella oferta que le estaba dedicando la gran Tendou Maya.

Ante la respuesta poco animada de la más bajita, Maya opto por insistir un poco más, pero no lo suficiente como para que su novia se molestase — ¿Eh? ¿No me dirás dónde?

— Es solo que...

— Vamos, no te preocupes, ma Claudine – expresó mientras acortaba un poco la distancia entre ambas, sacando las manos de la rubia de los bolsillos y sosteniéndolas entre las suyas – yo pagare lo que sea que pidas, solo dime – complemento Maya, pensando que probablemente la francesa escogería ir a alguna cafetería a tomar algún té caliente acompañado de una tarta o un Crème brûlée.

Ante aquel acto, la rubia simplemente cedió — Si insistes, supongo que no tengo alternativa, pero que conste que tú lo propusiste.

◇◇◇

Maya se abrazó a si misma mientras intentaba mitigar un poco más el frío que parecía calarle hasta los huesos, de entre todas las cosas que pensó podía pedirle la francesa, jamás se le paso por la mente aquello y más aun con las bajas temperaturas que cubrían a Tokio.

— ¿C-Cómo lo haces para no tener frío? – le pregunto mientras la veía comer alegremente un helado.

Ambas se encontraban caminando ahora de regreso a la residencia, después de haber ido a comprar un helado al único local que se encontraba vendiéndolos en medio del nevazón.

— No lo sé, simplemente se me antojo – respondió dándole una sonrisa.

— ¿¡Con este frío!? Realmente no comprendo... — contesto con confusión Maya, sin lograr entender del todo los gustos de su novia — ¿será cosa de franceses? – pensó para sí misma en voz alta, logrando que a la rubia se le escapara una pequeña risa.

— No me hagas parecer un bicho raro, ¡Es algo que muchas personas hacen! – probablemente la respuesta de Claudine hubiera tenido mayor impacto en la más alta si es que al menos hubiera habido otra persona aparte de la francesa con aquellos antojos en el local, pero eran las únicas que se hallaban ahí, inclusive ahora que se encontraban volviendo a la residencia, seguían siendo las únicas que caminaban por la despejada calle.

Maya intentaba no demostrar del todo el frío que tenía, si bien traía al igual que su novia aquel abrigo color beige, a comparación de Claudine, ella estaba sin bufanda ni guantes, todo porque no tenía previsto aquella salida.

Una pequeña ventisca paso por la joven pareja, haciendo que Maya se abrazase a sí misma en busca de más calor, pero sin hacerlo demasiado notorio para que Claudine no se preocupase.

— Cuando salimos de la residencia te lo dije "Tendou Maya, ¿no vas muy desabrigada?" – le recordó con el mismo tono de la mañana mientras ambas seguían sin detener el paso.

— No estaba entre mis planes este desvió, solo quería pasar un rato agradable consintiendo a mi novia.

Otra ráfaga de viento las golpeo y Maya no pudo evitar temblar. Se froto los brazos para que estos entraran, aunque sea un poco más en calor.

— ¿Tienes frío? – pregunto Claudine, pero Maya solamente la miro con una elegante sonrisa.

— Para nada, es solo que me encontró un tanto desprevenida, no te preocupes.

Probablemente Claudine hubiera hecho caso a las palabras de la pura sangre si es que sus dientes no hubieran comenzado a castañear después de solo haber dado unos pocos pasos más.

Un tanto exasperada por el recurrente sonido de sus dientes golpeando, la rubia detuvo nuevamente su andar, esperando a que su novia la mirase a los ojos para comenzar a hablar — ¿Quieres que compartamos mi bufanda? Es lo suficientemente grande como para las dos.

El ofrecimiento tomo por sorpresa a Maya, la cual agito sus manos para negar a la oferta – Estoy bien, la necesitaras más que yo – le respondió con un ligero sonrojo debido a la casual preocupación de Claudine.

— No seas testaruda, Tendou Maya – se rio la rubia melódicamente, mientras veía como su novia aun con el frío lograba sonrojarse. Claudine sabía que a Maya siempre le gustaba demostrar ese aire de "perfección" frente a todos, pero definitivamente aquello no era necesario cuando solo estaban ellas dos.

Un suspiro salió de los labios de Maya mientras miraba a la francesa con resignación – Solo no quería que se notase mucho, supongo que falle completamente ante ti.

Claudine la escucho y asintió mientras le regalaba una cálida sonrisa, termino de comerse lo que le quedaba de helado, se apartó para votar la servilleta en el basurero más cercano y volvió nuevamente a dirigirse hasta donde había dejado a la castaña, se acercó más a Maya regalándole un suave beso sorprendiendo a la más alta, una vez con la atención de Maya en ella y con la bufanda en sus manos, comenzó a colocar la bufanda alrededor del cuello de la Top Star.

Maya enseguida pudo notar el agradable calorcito que le proporcionaba la bufanda que durante todo este rato había ocupado Claudine.

— Cualquier cosa que te incomode me la puedes decir, no es necesario que aparentes frente a mí, ¿está bien?

Maya volvió a sonrojarse ligeramente al escuchar la amorosa reprimenda de parte de su novia, la preocupación que Claudine le dedicaba a ella realmente hacia que su corazón se sintiera cálido en este frío día de invierno, por ello, sin saber del todo que responderle, solo opto por envolverla entre sus brazos para que la rubia no pudiera ver su rostro rebosante de felicidad – Te lo prometo – le susurro cerca de su oído.

Ambas se separaron, Maya tomo el otro extremo de la bufanda y al igual que como anteriormente había hecho Claudine, envolvió el resto alrededor del cuello de la francesa, para después tomar la mano derecha de la rubia y meterla dentro del bolsillo de su abrigo.

— Très bien, ahora deberíamos volver a la residencia – comento la rubia comenzando nuevamente a caminar acompañada de Maya, sabiendo que su cita exprés había finalizado.

— ¿Claudine?

— ¿Oui?

— Contigo a mi lado, realmente me caliento demasiado – dijo Maya de la nada sin una pizca de vergüenza.

— ¿¡A-AAAH!? – exclamó con asombro ante las palabras de su novia, pero sin separarse de su lado ni de su agarre — Realmente eres una mujer detestable...

 

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