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Al quinto piso 221B

Los sucesos de esta historia ocurren en un AU (Universo alternativo)

 

¿Cansado o cansada de no encontrar al amor de tu vida?

Envía "Amor" al ochenta y cinco veinte desde tu celular, y descubre la nueva manera de conocer a tu media naranja.

"Amor" al ochenta y cinco veinte, y olvídate de los momentos de soledad.

¿Amor al ochenta y cinco veinte...? Pensé que estos comerciales ya no se reproducían, ¡Qué ridiculez! La televisión está cada vez peor.

Aunque quizá... No, no, tonterías, esas cosas son sólo estafas para la gente tonta.

Pero... Nadie se enteraría si lo hago... ¿Acaso alguien...? ¿A quién carajos le importa? No pierdo nada con intentarlo, no es como si alguien fuera a enterarse de semejante ridiculez...

Aunque sé perfectamente que esas cosas no funciona, mejor lo dejo, es un desperdicio.

-¡Tendo! Hay muchas chicas lindas en este lugar, a lo mejor atrae a alguna ¿No lo intentará?

-Aruru tiene razón, Tendo, estoy cansada de ver tu culo solitario merodeando por aquí.

-Kaoruko, deja a Tendo en paz.- La peliazul solo apretó los labios tratando de ahorrarse sus palabras, consideró guardar silencio esta vez.

Maya solo tomó un trago en seco para dirigir su mirada a un punto fijo y quedarse pensando en las palabras de Kaoruko para nada profundas, pero realmente ciertas.

-¿Tendo? Oye, ¿Estás bien? Lo siento por lo que dijo Kaoruko, aunque... Ya sabes, deberías considerarlo un poco.- Maya dirigió su mirada algo perdida a los ojos de Futaba que la miraban con algo de preocupación, tratando de descifrar qué era lo que quería decir Maya, ¿Iba a decir algo o sólo iba a esquivar el tema nuevamente? Futaba se desesperó, solo un poco.- B-bueno, solo si tú quieres, sabes que nadie está en posición de obligarte a algo...-

-Futaba.

-¿S-si?.- Futaba tartamudeaba, en cualquier otro momento Maya sólo hubiera echado todo a un lado.

-Lo pensaré.- Futaba sonrió, había logrado de alguna u otra forma que Maya lo pensara, es un buen logro para ella, en otra ocasión habría dicho algo como "Es innecesario". Le dió unas palmadas en la espalda a Maya mientras se levantaba y se dirigía hacia Kaoruko.

-Tendo, por favor piénsalo bien, a decir verdad la vida que llevas no es para nada saludable, alguien que sepa cocinar sería muy esencial, un trabajo como el tuyo necesita comidas saludables en lugar de sopas instantáneas.- Dijo Nana del otro lado de la barra con una sonrisa gentil en su rostro.

La chica había escuchado su conversación con Futaba.

-Tienes razón, aunque no te preocupes demasiado por eso, pero... Gracias por preocuparte de todas formas, Daiba.

El ambiente en aquél bar se estaba tornando bastante romántico y aunque eso no arruinaba para nada la noche de Maya, ciertamente ella aún así no se sentía del todo bien de esa manera, decide marcharse ¿Qué más da? De igual manera ya es tarde.

-¡Tendo! ¿Sucede algo? ¿Por qué te vas? Si algo pasa puedes contar conmigo, ya sabes, somos amigas.- Futaba se alarmó al ver que Maya se iba a ir sin despedirse.

-Futaba, no sucede nada, solo estoy muy cansada, aún hay muchos pacientes que atender, tengo mucho que hacer y no tengo muchas ganas de quedarme a beber esta noche con los demás.

-Entiendo, después de todo eres Tendo, estás muy ocupada ¿No es así?

-Así es.

Maya se encontraba en la cama de su habitación mirando fijamente al techo con su móvil en mano, estaba segura de que no funcionaría, pero ella lo haría de todas formas, no importa qué tan tonta quedaría después de eso, sólo ella lo sabría.

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"Amor"

Envíar.

Al 8520.

Mensaje Envíado.

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Kaoruko estaría burlándose de ella.

-¡Llévenla rápidamente! Tengan cuidado con ella, está en un estado muy delicado.- Gritos en el pasillo alertaron a Maya mientras veía como llevaban a una chica de cabellos rubios en una camilla.

Nada que no haya visto antes.

Decidió echarle un ojo a la mensajería de su móvil, sin esperanza de encontrar algo, pero...

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8520

Previamente te encontrarás con tu media naranja, atento a todo lo que suceda a tu alrededor, podría ser hasta la persona menos esperada.

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Es increíble como se empeñan en engañar a la gente.

-Saijo Claudine.- Dijo Futaba a mi lado, sacándome de mis pensamientos.

-¿Qué?.- Respondí sin saber a qué se refería.

-Saijo Claudine, es la chica a la que acaban de llevar.

-¿Quién es exactamente?

-Una chica de escenario, estaba en una obra cuando se desmayó, hace menos de media hora. La pobre de seguro se sentirá mal al despertar y recordar que estaba en medio show.

-¿Debería avergonzarse?.

-No exactamente, pero una chica como ella de seguro tiene bastante orgullo y una reputación que mantener.

-Solo se desmayó por falta de quién sabe qué.

-Es bastante famosa en su colegio, los comentarios en el colegio no faltarán.- Futaba suspiró mientras se marchaba.

-Como sea.- Retomé mi camino, yo también tenía cosas que hacer.

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Habían pasado alrededor de dos días desde aquél suceso y extrañamente aún pensaba en eso.

Yo me encontraba en una cafetería disfrutando de mi corto tiempo de descanso.

-Disculpe... Usted trabaja en el hospital de por aquí cerca, ¿Verdad?.- Una chica se acercó a mí de manera amable con un ramo de rosas en mano, yo tenía mi uniforme puesto, era obvio que trabajaba ahí.- Quizá sea mucho pedir, pero estas rosas son para Saijo Claudine, soy una admiradora de ella, estamos en el mismo colegio. Es obvio que no me dejarían pasar. Así que... ¿Podría entregarle estas rosas por mí?.

-No prometo nada, pero lo intentaré.- Quería negarme, pero no podía, maldición.

-Y esta carta también, por favor.

Me dió el sobre y lo inspeccioné.

-No has puesto tu nombre.- Señalé la carta.

-Ella no lo recordará de todas formas.

-Poner tu nombre es importante.- Le dí un bolígrafo.

_Claudia Mouri_

-Tienen nombres parecidos, de seguro lo recuerda.- Sonreí inconscientemente.- No estoy muy segura de poder entregárselos, pero prometo que lo intentaré.

-Muchas gracias, Tendo-san.- Sin más la chica se marchó.

La placa que colgaba en mi camisa decía mi nombre y eso a veces me desconcertaba.

Me paré y decidí intentarlo, bien podía tirar las flores, pero no tenía el valor para hacerlo.

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-Disculpe, soy parte del personal, quisiera saber la habitación de Saijo Claudine.- Espero no meterme en algún lío.

-No cualquiera puede acceder a esa habitación.

-Per-

-Sin importar que sea parte del personal.

-¡Tendo está autorizada!.- De la nada, Daiba se acercó a mí pasando su brazo por mis hombros mientras le sonreía a la chica de la recepción.

Ella se asustó tanto que no dudó en responder.

- Quinto piso 221 B.

-Ahí está, vamos, Tendo.- Retiró su brazo mientras caminaba a la par mía.

-A veces siento que abusas del poder que tienes sobre este hospital.

-No importará mientras sea por un buena causa.- Sonrisa de "Está bien, está bien".

Subimos unos pisos más juntas, les explicó a las enfermeras (Con excusas) que estaba autorizada para ver a la chica en cualquier momento, aunque no es como si yo volviera a pisar su habitación nuevamente.

Escuché ruidos del otro lado de la puerta, eran como pasos, me alarmé y abrí la puerta de golpe.

Esa chica estaba simulando una danza, movimientos lentos y un poco torpes. Se alarmó al verme y no reconocerme.

-¿Hola? A tí sí que no te había visto antes- Por su reacción juro que pensé que iba a gritarme junto con mil insultos, algo así como: ¡¿Quién diablos eres tú?! ¡¿Qué se supone que haces aquí?!. Sus palabras eran unas, pero su rostro...

-Una admiradora te manda estas rosas.- Me callé de repente al ver la habitación llena de flores.- Quizá te hagan falta cartas.- Dije mostrándole la que anteriormente la chica me había pedido entregarle.

-Bueno... No me han envíado cartas.- Tomó la carta de mis manos y empezó a leerla.

Me quedé parada, como si estuviera esperando a que me dijera algo, algo que nunca me iba a decir.

-¿Podrías por favor dejarme a solas?.-Me sentí como una intrusa en su habitación.

-Por supuesto.

Me retiré de su habitación y no la volví a ver por el resto del día.

Llegó la medianoche y estaba camino a mi apartamento, me sentía bastante cansada, pero no es como si pudiera hacer algo para evitarlo. Subí las escaleras, saqué las llaves, abrí la puerta y fui directamente a mi habitación, tuve una idea extraña: googlear su nombre. Resulta un poco acosador que alguien como yo lo haga, pero ¿A alguien le importa?.

Busqué mi laptop, fui directamente a google y busqué "Saijo Claudine" realmente no había nada en especial, pero algo me llamó la atención, un vídeo de hace bastante tiempo titulado "Saijo Claudine es Arrie" un elenco de niños bailando y cantando.

Ya lo recuerdo, aunque es un recuerdo un poco borroso. Cuando era una adolescente, cuidaba a mi prima, una niña de unos cinco años a la cual le gustaba mucho ese musical, realmente no estaba segura de qué era, pero recuerdo que fantaseaba mucho en bailar y cantar como Arrie. Ella me preguntaba: "Maya, Maya, ¿Crees tú que algún día pueda hacerlo?"

Me pregunto si aún recordará eso.

Quizá Saijo Claudine sí se sentía un poco mal después de toda esa conmoción.

Eché un vistazo a la mensajería de mi móvil.

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¿Siente usted algún cambio a su alrededor? El amor de su vida podría estar cerca, sea cuidadoso, podría matarlo.

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Cambios de mal a peor y ¿Matar a quién? Eso suena aterrador, se supone que salvo vidas...

"Cerdos y diamantes" me dijo una vez mi padre mientras me explicaba el desasosiego.

Había pasado casi una semana desde que la chica había ingresado al hospital, ¿Ella en verdad estaba aquí solo por un desmayo?

-Tendo, ¿Podrías acompañar a la señorita Claudine a la terraza? Tengo algo más que atender, me encuentro muy ocupada y pensé que podrías hacerlo por mí, por favor.- Hoshimi tenía un rostro que expresaba desesperación y preocupación, era una persona muy ocupada después de todo.

-No hay problema, yo la acompañaré.

-Muchas gracias, Tendo.

Desde que le entregué las rosas y la carta a la chica, todos los días salía a caminar a la terraza del hospital, a alguien como ella le urgía moverse aunque sea sólo un poco.

-¿No me acompañarás?.- Pregunta mientras frunce el ceño ligeramente.

-Estoy esperándote.

-Yo te estaba esperando a ti.

-Entonces, vamos.

Empezamos a caminar con lentitud, iba detrás de ella, lo suficientemente cerca para evitar alguna caída si es que llegara a suceder, desconozco lo que tiene Claudine, pero se movía de manera débil, aunque siempre mostraba una sonrisa y extrañamente creo que no le caigo del todo bien...

Llegamos al último piso en el ascensor, si quisieras llegar hasta la terraza tendrías que subir las escaleras.

-¿Por qué te quedas ahí? ¿No querías ir a la terraza?.- Pregunté amablemente, ya yo había empezado a subir las escaleras y ella se había quedado parada mirándome de manera amarga.

-Necesito ayuda para subir las escaleras, si me das tu brazo estaría bien.

Quedé como idiota. ¿Tan débil estaba? ¿Qué sucedía con esta chica? Se supone que era un desmayo, nada más.

-Lo siento mucho, pensé que podías.- Le ofrecí mi brazo y sentí un terrible miedo de hacerle daño.

-No me dejes caer, por favor.

Sentí una punzada en el pecho.

Escalón tras escalón, estaba sudando.

-Un escalón más, vamos.- Trataba de darle aliento.

-Gracias.

Habíamos terminado de subir las escaleras, pero ella aún sujetaba mi brazo, decidí ignorarlo y dejar que ella lo soltara cuando quisiera.

La terraza era bastante llamativa, había muchas plantas que hacían que el lugar transmitiera tranquilidad.

Fue en ese momento en el que soltó mi brazo para dirigirse hacia algunas plantas.

A veces subía y la encontraba con Hoshimi o Kagura, todos los días Claudine sube a la terraza, me gusta observar cómo cuida de las plantas sin tener la obligación de hacerlo.

-Claudine, ¿Tú eras Arrie?.- Pregunté sin pensar, con la vista perdida, quise hacer como si no lo hubiese preguntado.

-Bueno... Despegué con Arrie, aún recuerdo las líneas.- Miró al cielo un momento y luego, nuevamente dirigió su mirada a mí.- Acaso tú, de alguna manera u otra ¿Investigaste para conocerme más?.- Una sonrisa burlona en sus labios, ella estaba burlándose de mí.- No quiero que sepas sobre eso.- Respondió tan rápido que me hizo sentir un escalofrío por la columna.

Yo no encontré palabras para responderle.

No quise volver a abrir la boca después de eso, me mantuve callada todo el tiempo hasta que ella decidió volver a su habitación.

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8520

¿Siente usted que algo ha cambiado en su vida? Podría ser una señal.

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No dejan de llegarme estos mensajes...

Me encontraba nuevamente en la terraza, esta vez estaba sola, hasta que llegó Hoshimi y se paró a mi lado.

-Este árbol es bastante bonito, ¿No crees?.- Quise iniciar una conversación y ahora mismo me arrepiento, en mi cabeza sonaba diferente.

-Ese árbol...- Lo observó unos segundos y después dirigió su mirada hacia mí.- Ese árbol es de la señorita Saijo.

-Esto es demasiado grande para que haya crecido desde que ella está aquí, ¿Compró un árbol sólo para ponerlo aquí?.- Pregunté confundida, era tonto pensar que crecería tanto en tan poco tiempo.

-¿Qué? No.- Entre risas me respondió.- Cuando la señorita Saijo nació, recién habían empezado a plantar en esta especie de huerto, sus padres decidieron plantar su árbol aquí ya que en su hogar no había suficiente espacio.

-¿Cómo sabes esas cosas?

-Me lo contó la antigua doctora encargada de atender a la señorita Saijo, asiste a este hospital desde que nació, su familia confía mucho en este hospital.

-¿Qué pasó con la doctora que atendía a la señorita Saijo?

-Falleció hace algún tiempo, un accidente automovilístico, la señorita Saijo estuvo un tiempo sin un doctor en específico, hasta que Kagura y yo empezamos a atenderla.- Suspiró pesadamente.

-¿Por qué sigue aquí por un desmayo?.- Estaba siendo bastante preguntona.

-No es solo un desmayo, son más bien efectos o consecuencias, la señorita Saijo tiene más dificultades de las que puedes ver, Tendo.- Me miró a los ojos y yo sentí que la hice enojar.- Debo volver a mi labor, quizá tú también deberías.

Ojalá todo fuera más fácil.

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Habían pasado dos semanas y media, se supone que la chica ya había sido dada de alta, pero nuevamente estaba aquí.

Entré a su habitación, por alguna razón sentía nervios.

Todos los favores que me pedían se ligaban a esta chica.

-Alguien me pidió que te trajera esto.- Le tendí el móvil.- Se supone que es tuyo.

-Sí es mío.- Cuando lo iba a tomar, el móvil cayó al suelo.

Hubo un silencio por unos segundos, ambas mirábamos el dispositivo que yacía en el suelo.

Me agaché lentamente y se lo entregué de nuevo.

-¿Estás bien?.- Pregunté extrañada, ella parecía sorprendida por lo que acababa de suceder.

-Estoy completamente bien, aunque...

-¿Sucede algo?

-Esto está completamente descargado.- Señaló el móvil.

-También me dieron el cargador.- Saqué el cargador del bolsillo de mi bata y se lo dí.

-¿No pensabas dármelo?.- Bromeó.

-No me lo iba a quedar, solo que... Casi lo olvido.- Me rasqué la nuca.

-Tardará algo hasta que obtenga una carga estable.- Puso un rostro desanimado.

-Podemos ir a la terraza mientras tanto.- Me miró raro.- ¡Solo si quieres!

Y yo no pude procesar lo que le había sugerido.

...

Estábamos frente a las escaleras, ella sujetaba mi brazo fuertemente.

-Puedo cargarte si quieres.- Sugerí recordando la situación del otro día.

-¿Al estilo princesa?

-No.

-De todas formas me iba a negar.- Empezó a subir las escaleras.

-Ve más lento.- Parecía desesperada por subir, tanto que me asusté.

Sentí tanto miedo de que cayera y recibiera algún daño que le ofrecí mi otro brazo, ella no dudó en sujetarse hasta llegar al último escalón.

Fue mucho más difícil que la última vez.

Empezó a caminar lentamente hasta que se paró en seco y suspiró lentamente.

-Es un día muy bonito, ¿No crees?.

-¿Estás hablando conmigo?.

-¿Con quién más podría ser?

Quedé como idiota.

-Bueno.- Aclaré mi garganta.- En la mañana estaba lloviendo bastante fuerte, pero ahora el día está más claro.

Ella caminaba lentamente hasta llegar a un árbol en específico.

-¿Tú también tienes un árbol?.- Ella estaba frente al árbol del que Hoshimi me había hablado.

El árbol creció más que ella.

-Creo que aún está en el patio de la casa de mis padres.- Tomé un suspiro.- Si es que aún sigue en pie...

Cuando un bebé nace, a veces los padres deciden sembrar un árbol, a media que el niño va creciendo el árbol también lo hace.

-¿Por qué no estaría en pie?.- Se sentó en una de las bancas del lugar.

-Mis padres estaban haciendo una construcción en el patio de la casa, el árbol estorbaría mucho para lo que quieren hacer.- Miré hacia el cielo, pensando en qué estarían haciendo mis padres en estos momentos.

Ella quedó en silencio, como si estuviera analizando la situación. Pensé que diría algo al respecto, pero nuevamente estaba burlándose de mí.

-¿Sabes? Tú pareces el doctor más vago del lugar.- Una sonrisa burlona me amenazaba en sus labios.

-¿Qué? También estoy muy ocupada y me tomo el tiempo de acompañarte aquí para que no te aburras en tu habitación pensando en "Quiero cantar y bailar".- Me paré frente a ella y crucé los brazos.

-Siempre estás en mi habitación.- Dijo tan ligeramente mientras se miraba las uñas.

-No lo digas en voz alta, la gente lo puede mal interpretar y ni siquiera es cierto.- Le grité a murmullos.- No han sido tantas veces, eres una mentirosa y exagerada.

-Solo estaba bromeando.- Aún mantenía esa sonrisa burlona en su rostro.

-La mayoría del tiempo estoy muy ocupada atendiendo a mis pacientes.- Traté de sonar lo más responsable posible.

-¿Y en tu tiempo libre vienes a verme?.- Cruzó las piernas como si estuviera "coqueteando" conmigo, se veía realmente hermosa, digna de admirar.

-Si es lo que tú quieres considerar.- Metí mis manos en los bolsillos de mi bata y me incliné hacia ella.

-Le voy a decir a mi papá, fufu~.

-¡Oye, no!.- Me alarmé, no quería meterme en problemas.

-Fuera de bromas.- Ella se ahogaba entre risas hasta que optó por una posición más "seria".- Teniendo en cuenta que no estás obligada a encargarte de mí, ¿Por qué te tomas el tiempo conmigo?

-Le hago un favor a Hoshimi... Y a Kagura también, honestamente ni siquiera sé la razón por la que estás aquí, además ¿Cómo sabes cuál es mi ocupación?

-Es un secreto fufu~.- Se estaba volviendo propio de ella burlarse de mí.

-Lo digo en se-

-Lo dice tu placa.- Soltó al aire.

Maldita sea.

Dr. Tendo Maya

Neurocirujana

Después de que ella se burlara de mí por haber quedado como una completa idiota frente a ella, decidió volver a su habitación y yo volví a mi labor.

El día transcurrió como siempre, pero tuve que quedarme hasta la madrugada, cuando por fin me había liberado de mis responsabilidades, estaba merodeando por el quinto piso mientras observaba la mensajería de mi móvil.

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8520

¿Actualmente se siente usted atraído por alguien a su alrededor?

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Silenciaré esta cosa más tarde.

Oí ruidos por el pasillo, me asusté bastante, se supone que los pacientes deberían estar descansando y todo estaba bastante oscuro en este piso.

Encendí la linterna de mi móvil y corrí buscando señal de aquél ruido.

Me paralicé cuando vi a Claudine en el suelo del pasillo, la puerta de su habitación estaba abierta y ella estaba dándole la espalda, era muy notorio como estaba temblando, trataba de levantarse, pero no podía.

Me tomó unos segundos reaccionar, hasta que sentí un golpe interno y la cargué hasta llevarla a su habitación.

-¿Qué se supone que hacías fuera de la habitación?.- Pregunté seriamente.

-Necesitaba agua, la de aquí se agotó.- Señaló la botella de agua completamente vacía y descubrí que sus intenciones no eran malas, me hizo sentir un poco mal haberle hablado de esa manera.

-Te traeré agua, pero quédate aquí tranquila, debes descansar.

Ella asintió ligeramente con la cabeza, en cuanto crucé la puerta de su habitación empecé a correr en busca de agua.

Fuí a la cafetería, el agua era bastante cara ahí para ser agua, pero a mí no me importaría invertir dinero en ella.

Cuando conseguí una botella de agua potable, volví corriendo a su habitación, me encontraba de nuevamente frente a la puerta, la abrí despacio y le mostré la botella de agua.

Ella sonrió mostrando sus dientes mientras soltó un ligero "Gracias", y yo respondí con un ligero "De nada".

Me tomé la libertad de sentarme en el suelo, no quería dejarla sola, no cuando Hoshimi y Kagura estaban ausentes.

-¿Sabes bailar?.- Preguntó, me tomó por sorpresa aquella pregunta.

-En la escuela me enseñaron lo básico.- No recuerdo absolutamente nada de lo que aprendí en la escuela.

-Baila conmigo.- Estaba tan decidida que se levantó sin esperar mi respuesta.

Me paré enseguida tomándola de los brazos por el miedo a que se cayera nuevamente.- No. Debes descansar, después de lo que pasó ahí afuera no me fi-

Interrumpió mis palabras ocultando su rostro en mi pecho, escuché sus sollozos y una preocupación aún mayor me amenazó.

-Solo quiero volver a bailar, cantar y actuar, extraño mucho el tiempo en el escenario...- Las lágrimas corrían por su rostro, una tras otras, manchando mi bata, pero eso era lo de menos.

-Podemos intentarlo, pero solo un rato, ¿Vale?.- Ella logró pisar mi determinación.

Empezó a tararear una canción que yo desconocía, y empezamos a "bailar" al ritmo de un vals.

-Te mueves pésimo, relaja el cuerpo.- Se tomó la libertad de recostar su cabeza en mi pecho y agradezco que no pueda ver mi enrojecido rostro.

-No te prometí un buen baile.

Dejó mi respuesta al aire. Seguimos bailando un rato más hasta que ella mismo decidió que fue suficiente, y la ayudé a acostarse.

-¿Vendrás a verme nuevamente?.- Dejó atrás su rostro lloroso, para mostrar uno burlón, de nuevo.

Ella me engañó, una chica de escenario, esa actuación, esa interpretación... Maldición.

-Si es lo que tú quieres, estaré aquí en cuanto esté libre.- Me incliné hacia ella y también mostré una sonrisa burlona. No se lo esperaba.

-Te esperaré aquí.- Dejó un suave beso en mi mejilla y eso bastó para callarme, y ella me ganó sin siquiera empezar una competencia.

Salí de ahí, estaba caminando sin rumbo alguno por los pasillos del hospital mientras recordaba que ella me hablaba de "Tú" como si tuviéramos la misma edad, se burlaba de mí cada que podía sin siquiera esforzarse y me engañó para obtener lo que quería... Aunque a mí no me importaba si una chica tan linda como ella me molestaba.

-Cuando dije que consiguieras a alguien no me refería a la paciente de Hoshimi.- Sentí una mano tocando mi hombro, me asusté a tal punto que mi cuerpo se estremeció.

-Ka o ru ko.- A partir de ese momento tuve un mal presentimiento de todo.

-Ma ya.- Me imitó.- En mi cabeza sonaba mejor, tu nombre es demasiado corto.

-No me estoy ligando a la paciente de Hoshimi.- Aclaré antes de que empezara a molestar con eso de nuevo.

-Que tú lo niegues no significa que no sea cierto.- Dijo mientras me apuntaba con su dedo índice.

-Kaoruko, déjala en paz.- Futaba apareció detrás de ella poniéndola una mano en el hombro.

Detrás de Futaba venían Hoshimi, Kagura y Daiba.

Kagura aceleró el paso hacia mí y sin darme cuenta me tomó por el cuello de mi camisa, me asusté solo un poco.

-¡Tendo! ¿Qué planeas hacer con la señorita Saijo?.- Preguntó mientras me movía de un lado a otro.

-¿Podríamos calmarnos un poco?.- Daiba intervino y yo se lo estaba agradeciendo.

-Responde primero.- Kagura no me soltaba y estaba empezando a ahogarme.

-Absolutamente nada...- Respondí, mi voz salió algo temblorosa.

-Kagura, cálmate, es Tendo, ella no se atrevería a hacerle algún daño a la señorita Saijo.- Las palabras de Hoshimi lograron que Kagura me soltara.

Le dí una mirada de agradecimiento a Hoshimi.

Me quedé mirando a un punto fijo y recordé a Claudine en el pasillo, entonces decidí contárselo a Hoshimi y a Kagura.

-Sobre Claudine... La encontré en el pasillo, se había caído y trataba de levantarse, pero no podía... Entonces la ayudé.

-Te dije que ya era mejor darle una silla de ruedas.- Hoshimi se dirigió a Kagura un poco molesta.

-Lo siento mucho, fue mi error y tampoco quiero que se desanime.- Kagura le puso una mano en el hombro a Hoshimi tratando de trasmitir su arrepentimiento.

-Hoshimi, dime... ¿Qué tiene Claudine?.- Pregunté con temor a su respuesta.

-Vamos a otro lugar, el pasillo en incómodo.

Caminamos por los pasillos buscando un lugar para conversar cómodamente, sentía que el camino se hacía cada vez más largo, hasta que llegamos a la cafetería y Hoshimi decidió retomar la conversación con dificultad.

-Ataxia de friedreich, se diagnosticó en la señorita Saijo hace un tiempo, además tiene anemia... Así que desde pequeña ha estado asistiendo al hospital frecuentemente.

Empecé a recordar... Cuando le entregué el móvil, al momento de subir las escaleras, cuando se cayó en el pasillo... Todo se justificaba.

La ataxia de Friedreich es una enfermedad hereditaria que causa daños progresivos en el sistema nervioso.

En la ataxia de Friedreich hay degeneración del tejido nervioso de la médula espinal y de los nervios que controlan el movimiento de los brazos y las piernas. La médula espinal se afina y las células nerviosas pierden parte del aislamiento (mielina) que ayudan a que los nervios conduzcan impulsos.

-Actualmente en la señorita Saijo está empezando a afectarle los brazos además de las piernas.- Esta vez Kagura continuó, había un silencio pesado.

-¿No hay algún tratamiento más eficaz que la ayude?.- Preguntó Kaoruko.

-Además de las terapias que está recibiendo tiene la opción de una operación, pero no es recomendable, y aunque saliera bien no es como si... No es como si fuera a hacerle un gran favor.- Esta vez respondió Daiba al notar que Hoshimi ni Kagura tenían las intenciones de hacerlo.

La Ataxia de Friedreich no tiene cura, solo tratamientos que ayudan a que el paciente mantenga un funcionamiento óptimo.

-Cuando Claudine empezó a presentar los síntomas pensó que quizá era su anemia, pero sus padres decidieron traerla al hospital y realizaron varios exámenes, se enteraron de que ellos eran portadores del gen y Claudine obtuvo la enfermedad.- Daiba suspiró y puso su mano en el hombro de Junna, mostrándole una sonrisa, trasmitiéndole fuerzas.

Las probabilidades de desarrollar esa enfermedad son tan bajas... De todas las personas... ¿Por qué Claudine? ¿Por qué alguien como ella? No es como si la conociera de toda la vida, pero el poco tiempo que llevaba de conocerla me era suficiente para saber que ella no lo merecía.

Habían pasado unos cuántos días desde que las demás me contaron sobre la enfermedad de Claudine, días en los que ayudaba a Hoshimi y a Kagura con Claudine cada que podía.

Ahora estaba con Claudine en la terraza, ella estaba en sus silla de ruedas mientras yo apreciaba la manera en la que ella apreciaba las plantas del lugar.

-Cuando estaba pequeña, tuve una operación riesgosa, no recuerdo de qué, era muy pequeña para entenderlo y mis padres tampoco me dijeron.- Me dijo mientras jugaba con las mangas de su abrigo, estaba un poco frío afuera.- Estuvieron tan felices de que todo hubiera salido bien.

-Creo que... Si mi hija hubiese pasado por algo como eso y lograra salir ilesa, yo también hubiese estado muy feliz.

-¿Tienes una hija?

-No, no, era solo una suposición.- Agité mis manos en forma de negación.

-Lo dijiste mal.- Cruzó los brazos un poco enojada.

-¿Cómo debería decirlo?.- Me incliné hacia ella.

-La manera correcta de decirlo es: "Si tuviera una hija y hubiese pasado por lo mismo..."

-Ya veo, lo siento, fue mi error.- Me rasqué la nuca, sentí vergüenza.

Noté que quería decir algo, pero aún estaba pensando en eso, creo...

-¿Alguna vez te has enamorado?.- Me sacó de onda su pregunta, no pensé que sería algo así.

-Bueno... En la universidad me rompieron el corazón.- Traté de responder lo más normal posible.

-¿Un chico?.- Preguntó de una manera coqueta.

-Una chica...- Respondí con pena.

-Ara, ara... Cuéntame más.- Me seguía mirando de una manera coqueta mientras tenía una de esas sonrisas burlonas en su rostro, otra vez.

-No, no, mis fracasos amorosos son lo peor.

-Vamos, sería bueno saber más sobre tí.- Tiró de mi bata una y otra vez hasta convencerme.

Y esa tarde estuve hablando con la señorita Saijo Claudine sobre mis decepciones amorosas y ella me contó sobre su desarrollo en el escenario, y sus grandes experiencias.

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8520

¿Extraña usted a esa persona al no tenerla cerca? ¿El tiempo se le pasa muy lento? ¿Siente usted que quiere pasar el resto de sus días con aquella persona? ¡No pierda el tiempo y dígale que le ama!

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Olvidé silenciarlo, y recalco que no debí envíar ese mensaje.

Habían pasado unos días desde la última vez que estuve con ella en la terraza.

Yo no había podido verla desde aquél día, estuve muy ocupada con mis pacientes y todo parecía pasar muy lento cuando no estaba con ella.

Decidí comprarle rosas y bocadillos, cuando estaba cerca de la puerta de su habitación ví como dos enfermeras estaban tratando de controlar lo que parecía ser un ataque cardíaco, yo traté de reaccionar rápido y hacer algo, pero sabía que las únicas personas que podían hacer algo si se trataba de Claudine, eran Hoshimi y Kagura, salí corriendo en busca de alguna de las dos.

Corrí sobrepasando a las enfermeras que también estaban buscándolas, cuando por fin encontré a Kagura le grité.

-¡Kagura! ¡Es...! ¡Es Claudine!.- Estaba sudando, tartamudeaba y tenía mucho miedo de lo que pudiera sucederle a Claudine.

-¡Busca a Hoshimi! Yo iré con Claudine.- Salió corriendo por el pasillo hacia la habitación de Claudine, mientras que yo seguí corriendo en busca de Hoshimi con algunas enfermeras que me estaban ayudando a buscarla.

Cuando la encontramos me pidió que me tranquilizara y me prometió que haría todo lo posible para salvar a Claudine.

Desde ese momento todo se volvió borroso para mí, solo recuerdo a Futaba y a Daiba abrazándome fuertemente, y Kaoruko tomando entre sus manos mi rostro, del cual no paraban de correr lágrimas desesperación y temor.

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8520

¿Siente usted miedo de perder a esa persona?

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Estúpidos mensajes.

Habían pasado dos días desde aquél terrible suceso, me insistí a mí misma en dejarla descansar por un tiempo considerable, pero estuve preguntándole a Hoshimi y a Kagura por ella y ellas me respondían con un "No te preocupes, está bastante estable"… Bueno, a veces Kagura me decía "A tí qué te importa" pero siempre terminaba diciéndome que estaba estable, y que no me preocupara.

Nuevamente estaba frente a la puerta de su habitación, las manos me sudaban y sentía mi pulso acelerado.

Había comprado otros bocadillos para ella, bocadillos que no había podido entregarles, pero se supone que se los entregaría en este momento, no estaba segura de entrar porque era demasiado tarde, eran cerca de las tres de la madrugada.

Estaba en una lucha interna sobre entrar o no, ¿Estará despierta? Sería mejor averiguarlo.

Abrí la puerta despacio y la ví recostada en el respaldar de la cama, a su lado estaba su silla de ruedas. Su cabello y rostro estaban pálidos, y tenía la cabeza vendada, pero aún así me sonrió.

-Estuve esperándote, pensé que ya no querías verme, pero recordé lo agotador que es tu trabajo.- Jugaba con sus manos, como si estuviera nerviosa.

-¿Cómo has estado?.- Me acerqué a ella y le tendí la bolsa de bocadillos.- Los compré para tí.

Tomó la bolsa y sacó uno de los dulces.

-Ese... Yo lo mordí, no había almorzado, además están algo fríos y...

-No importa, podemos compartirlos, toma.- Me dió uno de los dulces y empezamos a comerlos juntas.- Me siento mucho mejor y hoy unas amigas del colegio vinieron a visitarme, estaba felíz de verlas, mis padres también vinieron hoy y me dijeron que me extrañaban mucho, esta semana en el colegio estaríamos presentando una obra llamada "Starlight" y aunque sí la presentarán... yo no estaré en el escenario, mis padres tenían muchas ansias de verme actuar, yo también estaba muy emocionada y... Mis amigas también... Estuvimos... En el colegio estuvimos, confeccionando los vestuarios, el material que usaríamos en el escenario y la obra promocional en la que me desmayé...

De repente escuché sus sollozos, yo solo la abracé con temor de causarle algún daño. Ella se veía tan frágil y delicada que cada vez que estaba cerca de ella sentía miedo de hacerle daño.

-Maya... Yo quisiera poder... Maya, yo... yo quisiera que por favor... Se me sea otorgada la... La estrella que tanto he anhelado.- Decía entre sollozos y sus ojos se tornaban rojos, tanto fue su dolor que se aferró a mi cuerpo.

Empecé a sentir mis ojos húmedos, ni siquiera intenté contener las lágrimas. Solo quería tenerla a ella, no quería quedarme sola de nuevo...

-Claudine, no te rindas, por favor, no tengas miedo, quiero... Quiero que te quedes conmigo y oírte cantar, escuchar la melodía de tu voz, verte brillar en el escenario, quiero ver tu risa todo el día y plantar muchos árboles contigo.

-Maya, yo... Me someteré a la operación, ya sé que es peligroso, pero quiero volver a levantarme de aquí y mover mis piernas, cantar, actuar, bailar... Darte todo de mí. No quiero que me digas que no lo haga porque es demasiado peligroso, sólo quiero que confíes en mí todo lo que puedas y que si las cosas salen mal aún sigas dando todo de tí en este hospital.- Se alejó un poco de mí para tomar mi rostro entre sus manos.

-Si es lo que deseas, yo no te diré que no lo hagas.- Dije entre lágrimas, mis sollozos se mezclaban con los de ella y mis manos en su espalda temblaban.

-Mañana a primera hora del día será la operación... Y por si se nos hace demasiado tarde, para que no te arrepientas luego... yo quisiera que me besaras ahora, quiero que me beses como si fuéramos novias de hace años, como si... Solo bésame.

La besé... la besé y sentí la suavidad de sus labios, y a la vez sentí temor de no poder besarla de nuevo, el miedo de no poder abrazarla y besarla por el resto de mis días.

-Claudine, te amo... te amo mucho, el tiempo que he pasado contigo no lo voy a pasar con nadie más, cuando salgas de aquí, quiero llevarte a muchos lugares, quiero mostrarme muchas cosas y quiero que me muestres tu actuación, tu brillantez y...

-Quiero casarme contigo, cuando salga de aquí, quiero que me pidas matrimonio y casarnos en primavera, quiero ser feliz a tu lado, prometo darte todo de mí... En este momento te estoy regalando sin reparos mí corazón, Maya, por favor acéptalo, acepta mi corazón...

-¡Acepto! Acepto tu corazón... A cambio de que tú también aceptes el mío.

-Yo también acepto ¡Acepto tu corazón, idiota!

Estábamos hechas un mar de lágrimas.

Estuve abrazándola hasta que se quedó profundamente dormida, me quedé unas horas más apreciando su belleza hasta que llegó la hora de la operación.

-Hoshimi, por favor, no falles.- Empecé a llorar de nuevo y Hoshimi tomó mi rostro entre sus manos.

-Haré todo lo posible, Tendo, yo también deseo lo mismo que tú.- Me soltó y entró a la sala de operaciones.

-Tendo, me esforzaré, te lo prometo.- Kagura puso su mano en mi hombro unos segundos y después fue detrás de Hoshimi.

Me quedé sentada en el pasillo, mis manos temblaban, mi cuerpo entero lo hacía, mi frente sudaba y Daiba, Kaoruko y Futaba, estaban a mi lado, en el suelo, esperando a que todo esto terminara. Rogando para que todo saliera bien.

Sentía los segundos como minutos, los minutos como horas... Y las horas se sentían pesadas. Mi cabeza dolía, dolía de tanto pensar en lo que podía salir mal y en lo que podía salir bien. Las demás se habían dormido hasta que fueron despertadas por Hoshimi quien abrió la puerta y detrás de ella venía Kagura con lágrimas en los ojos.

-Maya, hicimos... ¡Hicimos todo lo posible!.- Hoshimi cayó de rodillas frente a mí y Daiba corrió a abrazarla.

Kagura me miró y repetía una y otra vez "Perdón" mientras yo sentía las lágrimas correr por mi rostro y los brazos de Kaoruko y Futaba rodeándome susurrándome un "Todo estará bien" dentro de unos segundos Kagura también se unió al abrazo y lloramos hasta no poder más.

En el funeral de Claudine tuve la oportunidad de conocer a sus padres, la niña era la viva imagen de su madre.

Siempre que podía le llevaba rosas, rosas blancas que siempre me recordaban su pálida piel.

Todos los días subía a la terraza y observaba su árbol.

Me sentaba en la banca y podía sentir que estaba a mi lado, burlándose de mí.

Siempre que estaba merodeando por el quinto piso pasaba por la habitación 221B.

Después de eso no me llegaron más mensajes del 8520.



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